Elizabeth y Margaret siguen enfrentadas por lo que paso con Peter Rownsend. Lo seguimos viendo porque discuten ante su madre para decidir quién tiene que dar el discurso con el que destaparán una estatua de George VI.
Finalmente será la Reina quien lo haga, pero no sin las malas miradas de su hermana pequeña.
Pero si la reina está fura del país tiene que dejar a alguien a cargo. La persona elegida en un principio es su madre, puesto que ya conoce los protocolos y todo al haber sido reina. Finalmente será Margaret quien se quede en representación de la Reina.
Ambas hermanas son muy diferentes, tienen personalidades opuestas. Elizabeth siempre ha sido más callada, respetuosa, respeta todas las normas y no se sale de ellas nunca. Por su parte Margaret es más extrovertida, muchas veces dice lo primero que le pasa por la cabeza y juega mucho con la broma. Esto lo hará en una de los eventos a los que asiste.
Mientras Margaret empatiza con los invitados a través de sus bromas, Martin quien se considera también responsable, se tirará de los pelos por la posible falta de respeto que esto puede causar. La noticia, a través de la televisión, llega a la Reina y no le hará ninguna gracia. Se supone que la princesa está representando a la Reina, algo que vemos como no ha cumplido. Y es lógico, no podemos pedir a una persona que actúe como otra. Pero también podemos ver que no es solo que no la represente, sino que siente que su propia hermana la lleva a la sombra.
Tras la vuelta y las cosas que se encaran la una a la otra es cuando se dan cuenta que a ninguna le gusta la posición en la que se encuentra. Ojalá nos pudiésemos cambiar con otras personas ¿verdad? Ahora será cuando ambas intenten superar esa envidia y volver a la normalidad.
Y es que de aquí viene el nombre del episodio. Desde que han sido pequeñas su padre les llamaba a cada una con un apodo: Orgullo y Alegría. De ahí la frase: Elizabeth es mi orgullo y Margaret es mi alegría.
También veremos paralelamente a la Reina Madre en su viaje a Escocia, donde se hará con una de las casas por una cantidad muy pequeña de dinero. Lo bonito de esta historia es que el propietario no sabe quien es ella ya que la confunde con una actriz o cantante.
También vamos a centrar nuestra atención en Philip. En su recorrido por la Commonwealth veremos una de las discusiones del matrimonio. Esto es verídico, que discutieron y les grabaron, pero finalmente salieron airosos de la situación. Pero vayamos al origen del problema: la Reina se empieza a tener problemas de salud y su marido le pedirá que no realizan todas las actividades que tienen preparadas, pero Elizabeth se negará en rotundo.
Desde luego ha sido un episodio en el que hemos descubierto un poco más sobre las personalidades de estos famosos personajes. Vemos lo que la envidia puede hacer, lo importante que es la confianza y también de la del amor.
The Crown va llegando a su fin, ¿qué esperáis de los últimos episodios?
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