32 horas de atraco y... ¿Dos muertes? Eso es lo que podría parecer pero, como ya nos íbamos percatando, la supuesta muerte con la que acabó el capítulo de la semana pasada no era tal. Como tampoco lo fue la de Mónica. Arturo, el otro componente de esta extraña pareja, está vivo, aunque herido, y eso supondrá ciertas modificaciones en el plan de los atracadores... ¿o no?
La verdad es que el profesor lo tenía todo pensado al detalle y en este episodio nos damos cuenta de hasta qué punto. Porque es un episodio que, principalmente, trata sobre eso y, sobre operaciones. Pero además, podemos conocer en profundidad a un personaje: Nairobi.
Como he dicho al principio, Arturo está vivo pero con una herida de bala que, ni todo el conocimiento médico que el profesor enseñó a los atracadores, puede curar. Así que el profesor acepta un trato con la policía para salvar la vida de Arturo dejando entrar a tres personas: dos cirujanos y un enfermero. Sólo que la policía debía de pensar que el enfermero no era muy necesario porque introducen a un policía de infiltrado: Ángel, el policía de las gafitas. Solo que esto, el profesor ya lo sabía. Y lo usará como ventaja.
La otra operación del capítulo es la de la herida de bala de Mónica. En los avances ya nos indicaron que Mónica se había escapado de donde Denver la había dejado pero, lo que parecía una escapada de allí para exponerse, era en realidad una visita al baño, porque Mónica no se encuentra bien, y es consecuencia de la herida de bala. Así que Denver y Moscú deciden que tienen que quitarle esa bala si quieren que la mujer sobreviva. Pero no tienen el material médico así que, mientras Moscú cuida de Mónica, Denver va a robar material quirúrgico. Sin embargo, antes de irse, Mónica se entera de que Arturo está herido y le da una nota a Denver para que sepa que está viva.
Una vez los cirujanos y el policía infiltrado entran en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, los atracadores ya tienen un plan. Poniendo las máscaras a todos los rehenes y haciendo que algunos de ellos actúen, les quitan algunas pertenencias para revisarlas entre ellas, las gafas de Ángel, que no dudan en convertir en un caballo de Troya al ponerle un micro.
La policía, por su parte, tiene otro plan: introducir a dos miembros de la policía infiltrados, vestidos con los monos rojos y con las máscaras de Dalí. Sin embargo, no cuentan con que el profesor lo tiene todo pensado y les sigue la pista.
Antes de que los cirujanos hagan su trabajo, Arturo tiene una llamada con su mujer, a la que le dice que la quiere y, basicamente, le dice todo lo que anteriormente había dicho a Mónica. Denver escucha la conversación, por supuesto, y luego la utiliza para decirle a Mónica lo que ha dicho como si fuese a ella, pero ella se da cuenta antes. Aunque esto sucede más adelante, mientras la están operando.
Porque, como he dicho al principio, este capítulo nos cuenta la historia de un personaje: Nairobi. Y es importante saberla antes del final. Con algunos flashbacks a la casa de Toledo, descubrimos el pasado de la chica. Y es que ella tiene un hijo de siete años que le quitaron los servicios sociales después de entrar en la cárcel por vender droga. Ni cuando salió se lo devolvieron, así que podéis imaginar su objetivo: conseguir el dinero, llevárselo de su familia de acogida y huir lo más lejos posible con él. Por eso se toma tan en serio el atraco y, por eso, va a luchar con todas sus fuerzas porque ni Berlín ni nadie lo echen por tierra.
Con esta historia, vemos un poco como se consolida la amistad entre Tokyo y Nairobi. El otro componente que da título a este episodio, Río, en realidad tiene poco protagonismo. Es encargado de cuidar a Alison y esta, en determinado momento, haciendo uso de su conocimiento de armas, se le revela, evitando así cualquier tipo de relación que pudiera surgir con Río. Este, cabreado, termina inmovilizándola. ¿Podría surgir alguna chispa a pesar del incidente?
Tras esto, la operación de Arturo llega a su fin. Denver roba el material y, sin querer, se le cae la nota de Mónica, que ve Nairobi y no duda en coger. Y, mientras tanto, el policía infiltrado ve como todos los presentes se cambian de máscara a una más siniestra, y descubre que su plan de infiltrar a dos personas, sencillamente, se les ha fastidiado. Así que intentan salir lo más rápido posible de allí para avisar a la policía y evitar dos cadáveres.
El profesor escucha todo esto debido al micro y descubre como, finalmente, la policía da la orden y, pese a los inhibidores de frecuencia, los infiltrados consiguen salir a tiempo. Antes de poder ver la cara a Moscú, que ronda por ahí.
El episodio termina con Nairobi yendo a la cámara donde tienen a Mónica y, lejos de delatar a Denver y Moscú a Berlín, los ayuda a curar la herida de Mónica. Sin duda, un gesto que nos indica mucho de la personalidad de Nairobi.
Con esto culmina un capítulo fuerte, con mucha tensión y que nos cuenta la historia de un personaje que yo, al menos, estaba deseando conocer desde el principio de la serie. Nairobi ha resultado ser tan interesante como parecía (aunque esperaba que su historia se descubriese de otra forma) y espero que nos de bastantes buenos momentos en el futuro. Por lo que parece, el siguiente capítulo seguirá remontando, con bastante más acción y problemas. Aunque, quizá, no deberíamos fiarnos tanto de los avances...
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