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martes, 16 de mayo de 2017

La casa de papel 1x02: Limón y Sal

Tras 20 horas de atraco, La casa de papel recapitula donde nos quedamos: con la inspectora hablando a través del móvil del profesor sin sospechar ni un segundo que es él quien se esconde detrás de las llamadas misteriosas.

Como decíamos en el capítulo 1, el profesor parece que lo tiene todo pensado al detalle: tras 20 horas de atraco va todo sobre ruedas. El dinero se crea y todos sus planes salen adelante, aunque hay problemas entre los atracadores.

La semana pasada Berlín descubrió la relación entre Río y Tokio y, esta última, para protegerle, lo niega todo, aunque a Río no le sienta muy bien. Sobra decir que las tensiones entre la pareja tendrán consecuencias, pero hablaré de eso más adelante.


Porque al fin y al cabo, en un secuestro con rehenes, todo depende de que los rehenes se comporten, y ya vimos algunos comportamientos por parte de Arturo en el capítulo anterior que indicaban que iba a hacer lo posible por salir de ahí. No es de extrañar que en este capítulo, aprovechando el despiste de algunos de los secuestradores, intente embaucar a alguno de los otros rehenes para sus propios fines.

Lo que acaba descubriendo Arturo, al que tienen cavando un túnel, no es ni más ni menos que la munición que tiene el grupo y no tarda nada en sacar sus propias conclusiones: van a matarlos a todos y huir por el túnel que están cavando. Pero Arturo no está preparado para morir tan pronto.

Por otro lado, Alison Parker, la hija del embajador británico, tiene una misión: borrar la foto que su supuesto novio sacó de ella con un pecho al aire. Así que, cuando los rehenes piden medicinas, ella pide conexión a internet. Los atracadores no son tan tontos, y se la niegan. Sin embargo, les dan la posibilidad a todos los rehenes de hacer un vídeo para decir a sus familiares que están bien.


Alison es la primera y única que graba el mensaje porque, en un descuido de Río, que se pone a discutir con Tokio, entra en internet y le da a la policía una oportunidad. Usando la cámara delantera del teléfono descubren que tienen todos los teléfonos de los rehenes y descubren la cara de uno de los atracadores: Río. Con esto la policía no tarda en atar cabos. Descubren el verdadero nombre de Río, Hannibal, y descubren que tuvo que entrar en La casa de la moneda y, por lo que parece, no lo hizo solo...

El profesor consigue contactar con la policía para perdirle medicamentos para los rehenes y, cuando llegan, llevan a todos los afectados a una sala separada del resto. Entre los afectados (que son todo mujeres) está Mónica, la secretaria que estaba embarazada de Arturo. Ella pide una píldora abortiva pero, minutos antes de entrar en la sala, Arturo desata su plan: intenta convecer a Mónica de que, si salen de ahí, cuidarán juntos de su hijo. Pero, para salir de ahí, Mónica tendrá que coger un teléfono móvil que hay en una chaqueta del despacho de Arturo... Justo el sitio al que la llevan.

Mónica no duda a la hora de efectuar su plan y, cuando lo hace, nerviosa por lo que pueda pasar, llega Denver con la píldora abortiva y un discurso sobre la importancia de un niño y lo en contra que está del aborto. Con el discurso podemos conocer a Denver un poco más pero, aún así, ¿era realmente necesario?


Parece ser que para lo que era necesario era para que a Berlín le diera tiempo a llegar y pillarle unos cuantos billetes que le había dado Denver... Y el móvil que había robado. ¿Por qué lo encuentra? Porque suena. Raro, ¿verdad? La casa de papel es una serie muy cuidada y detalles como que haya un móvil encendido y la policía no lo haya interceptado, todavía chirrían. ¿Tendrá explicación?

Por otro lado, la trama de Tokio y Río se enrevesa por momentos. Río rompe con Tokio después de que Oslo y Helsinki, de parte de Berlín, le den una paliza. Y, para colmo, la policía descubre quién era la acompañante de Río: Tokio. Así que la parejita se queda sin plan de huida, y el profesor se lo hace saber.

Pero, para que el profesor se lo diga, Tokio se tiene que dar cuenta de la paliza que le han dado a Río por su culpa. Tokio entonces se vuelve loca y, no solo hace públicos sus sentimientos por Río, sino que amenaza a todo aquel que le haga daño. ¿Cuál será su reacción después de ver que ya saben quiénes son?


No es la única incógnita. Porque el episodio termina con Berlín mandando a Denver matar a Mónica, para dar una lección al resto. Y Denver acepta y vemos como dispara. Pero es lo último que vemos. Aunque parece que todo indica a que la habrá matado y que, por tanto, las cosas se complican, ¿lo habrá hecho?

La casa de papel sigue sorprendiendo, aunque su nivel desciende un poco con respecto al primer episodio, al menos en los primeros minutos, al final vuelve a un punto de tensión máxima. El guion y la fotografía siguen sin decepcionar y nosotras no podemos esperar para ver el siguiente. ¿Y vosotros?

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