Hace unos días salía la noticia: la cuarta temporada será la última de Vis a Vis. A simple vista, cuando comenzamos esta temporada con muchos interrogantes y tramas que daban juego para una temporada más -mínimo-, parecía que íbamos a tener Vis a Vis para largo. FOX insiste en que es mejor terminar por todo lo alto, aunque la verdad es que esta temporada, Vis a Vis nos está dando una de cal y una de arena.
La dosis de cal nos la da el episodio 4x05. Después del final de infarto del 4x04, toca un funeral, concretamente el de la esposa de Sandoval. El director de Cruz del Norte, evidentemente, está dolido, y no es el único. ¿Recordáis a la mujer que le dio carta blanca a Sandoval en el anterior episodio? Pues es Magdalena Cruz. Y con su llegada, también lo hace la explicación del nombre de las cárceles, porque es su apellido el que le pone nombre a ellas. Y no, no solo tiene Cruz del Sur y Cruz del Norte. Pero tampoco quiere un par de cárceles: quiere más, y Zulema se lo está poniendo complicado, así que, como consecuencia de sus acciones, acaba recibiendo una paliza.
Otra de las cosas que veremos en este episodio será el tan esperado cameo -sobre todo para los fans de Operación Triunfo- de Miriam Rodríguez. Un cameo de poco más de un minuto en el que canta en el coro de la cárcel tutelado por Palacios. Y eso también servirá para una trama que tendrá su importancia al final del capítulo: la salida del coro para cantar en una residencia de ancianos. Y para las presas que puedan salir, por supuesto, eso es como un parque de atracciones de la droga.
Pero Vis a Vis no nos puede dejar sin nuestra dosis de drama diaria. Por eso Saray dará en adopción a su hija a una pareja que parece sacada de un anuncio de colonia. Y ella tiene claro lo que quiere para su hija: que vaya a un colegio público, que escuche a Camarón y que sepa en todo momento que es gitana. Y lo haría ella misma, de no ser porque le esperan 13 años entre rejas, el tiempo que dará a su hija en adopción para evitar que le hagan daño. Y Sandoval, de acuerdo con la decisión que ha tomado la gitana, le deja despedirse de su hija, que está en su despacho. Cuando baja a la galería con ella, se produce uno de los momentos más bonitos del capítulo porque, con su hija en brazos, Zulema y Saray se reconcilian con una promesa: van a ser amigas siempre.
Y si de madres va la cosa, Zulema también tiene un papel importante con Fátima de por medio. Ya se pudo ver en el avance, pero la hija de Zahir sobrevive después de haber sido tirada por el balcón. A Zulema no se le da bien ser madre, y menos cuando le dan a elegir entre su hija y la libertad. Pero, si alguien tiene claro que el instinto maternal de la presa está ahí, es Magdalena Cruz, que la manda llamar para llegar a un acuerdo con ella. Bueno, con ella y con un tal Caimán, de otra de las cárceles Cruz. Este parece venderse fácil, porque solo necesita putas, una celda para él solo y comida decente. Zulema es más difícil de domar, aunque de eso nos daremos cuenta en el capítulo siguiente. Por ahora solo le dice que ni si quiera si trasladan a su hija dejará de intentar salir de ahí.
En realidad las tramas más importantes tienen que ver con las presas mencionadas anteriormente, pero la serie no descuida al resto. Por eso Luna aparece con un novio maltratador, trama que nos sirve para ver que Hierro, en el fondo, tiene un poco de corazón. Y por eso también vemos como Antonia, por haber colaborado con Altagracia y Zulema, vuelve a la cárcel.
Aunque sin duda, el punto más importante del capítulo viene cuando el coro entra en la residencia de ancianos. Tere se escaquea y roba unas pastillas con la ayuda de una anciana y todo parece ir bien... Hasta que llegan a Cruz del Norte y Sandoval les está esperando con una inspección rutinaria de droga. Y claro, Rizos, por mucho que defienda a Fátima de las manos de Goya, si tiene que encasquetar a alguien la droga, va a ser a la nueva. Aunque claro, la chica, un poco inexperta, deja caer el alijo al suelo y Sandoval se da cuenta rápido de qué ha ocurrido y le pide una culpable. Fátima acaba mandando a Rizos a aislamiento, sellando así un pacto con Sandoval que, desde luego, no puede traer nada bueno.
Y sin duda, esta alianza con Sandoval es lo que más nos va a impresionar en el 4x06. Este capítulo nos da un par de escenas en las que podemos volver a ver ese Vis a Vis de los inicios, el que pudimos revivir en la tercera temporada. Y en parte, todo esto nos lo trae el personaje de Fátima que, desde el principio, le pide ayuda a Sandoval para someter a Goya. La hija de Zulema no necesita garras de Lobezno, solo una bandeja de albóndigas que obliga a comer a la presa. Y esta, al borde del vómito, acaba comprendiendo que Fátima, en el fondo, tiene la sangre Zahir. Aunque a su madre no le hace mucha ilusión esto, porque sabe que es mala la alianza de su hija con Sandoval.
Aunque sobre ellas hablaremos largo y tendido más adelante. Porque otra trama que nos tiene con el corazón en un puño es la de Sole y su alzheimer, cada vez más pronunciado. En el anterior capítulo pudimos ver como la mujer intentó irse a dormir a las 12 de la mañana y ahora vemos como suelta a las gallinas, recibiendo una paliza de Millán. Tere al final consigue parar el enfrentamiento confesando su enfermedad, pero esto solo obliga a la mujer a hacer lo que Sole le pidió: matarla.
Pero cuando Tere está en su habitación, tiene que aplazar sus planes por algo más grave: su padre ha muerto. Es Palacios quien le da la noticia y le dice que le dan dos horas para ir al funeral. Y Tere, que estaba limpia, vuelve a caer en la droga. Parece que ese es el único modo en el que puede enfrentarse a su familia... Y a su ex, Piti. El chico, que era tan adicto como ella, ahora lleva una vida rehabilitada, y por eso tuvieron que aparcar su historia de amor a un lado. Pero donde hubo fuego, quedan cenizas y, desde luego, la relación entre Tere y Piti no está acabada. Por eso, con Palacios como Celestina, la pareja vuelve a hablar. Piti sigue enamorado de Tere así que, una vez Tere ha vuelto a la cárcel, va a verla a un vis a vis. La chica se ha puesto guapa para su ex, pero sabe que sigue enganchada a la droga, y no quiere mentirle. Él no le pide que lo deje y, sin duda, la historia de estos dos es una de las cosas más bonitas que veremos en este capítulo.
Quizá el vis a vis, no solo el de Tere, será lo que dé unión a este capítulo, ya que las presas también hablan de antiguos encuentros. Desde el marido de Sole, hasta Antonia, que tiene muy claro que "al comedor se va a comer y aquí se viene a follar".
Y aunque el episodio tiene puntos cómicos, el drama predomina. Por eso vemos como Sandoval, que parece bueno siempre que habla del caso de Sole, informa a Antonia y a Saray de que tienen que trasladar a Sole a una cárcel más preparada. La mujer ha perdido completamente la cabeza (ni si quiera recuerda por qué llegó a la cárcel) y solo tiene algo en claro: quiere que al morir la incineren. Pero sus amigas se niegan a trasladar a la mujer de cárcel y se quedan cuidándola. Por duro que sea.
Aunque todo rastro de humanidad que pueda tener Sandoval se va a la basura en segundos. No solo porque Zulema, hablando con Saray, le confiese a su amiga que no puede acercarse a su hija para que Sandoval para que no gane terreno, sino porque nos damos cuenta de que, verdaderamente, Sandoval parece imparable. Su alianza con Fátima hace que madre e hija discutan (separadas por Hierro, que parece que siente algo por Zahir) y, por si fuera poco, tiene un plan para encargarse de Fátima. Plan que sabemos que no nos va a gustar nada porque ni si quiera Hierro parece de acuerdo. Y eso que Sandoval nos cuenta el pasado del carcelero. Al parecer, Hierro mató a alguien en Cruz del Sur tirándola por una barandilla, al más puro estilo Goya. Por eso fue trasladado, y por eso las pastillas.
Todos saben que la estancia de Fátima en Cruz del Norte no puede traer nada bueno, incluso la madre de Zulema, que va a verla para que Zahir suplique a Sandoval que trasladen a su hija de cárcel. Pero Zulema no está dispuesta a eso... Hasta que el plan de Sandoval se lleva a cabo. Y ahí no podemos evitar quedarnos con la boca abierta y deseando que nuestros pensamientos más oscuros no se hagan realidad. Pero lo hacen. Sandoval hace entrar a tres hombres (de una cárcel que parece Cruz del Oeste, solo de hombres), entre los que se encuentra nuestro querido Caimán, conocido por su petición de putas a la mismísima señora Cruz. Y mientras ellos entran, Fátima es encerrada en una sala de vis a vis y Zulema en una habitación contigua.
Sí, lo que os imagináis se cumple: Sandoval obliga a Zulema a ver, por el agujerito de pervertido que tenía en la pared, cómo entre los tres violan a su hija -una clara referencia al tema de La Manada-. Y entonces, Zulema no puede más. Ni si quiera es tan dura como para no arrodillarse ante Sandoval y suplicarle que libere a su hija a cambio de decirle dónde está Altagracia.
Después de esto, todavía un poco impactadas por lo sucedido, vemos como Zulema tiene que consolar a su hija, que llora y se agarra sus partes íntimas, y como Altagracia entra de nuevo en la cárcel. Por supuesto, esto solo puede traer problemas para una Zulema que ha dejado caer su coraza por su hija.
Aunque, sin duda, por lo que vamos a estar deseando ver estos últimos episodios, es por el retorno de Macarena Ferreiro -¡al fin!- en el próximo capítulo. Y aunque sigue habiendo dudas (soy un poco pesada, pero sigo sin saber qué ha sido de Mercedes y no me gustan los cabos sueltos), solo nos queda esperar a que estos dos capítulos cierren la serie. Como se merece, y como nos ha prometido FOX.
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