Shadowhunters nos dejó la semana pasada un tiempo de reflexión para poder asimilar los sucesos del capítulo anterior y asumir que a veces cogen cosas del libro. Increíble pero cierto. Y esta semana han vuelto a demostrar que sí, saben qué pasa en los libros.... Pero lo adaptan como quieren. Este capítulo, nos guste más o menos, es de esos.
La primera parte de la inventada del día es que Simon, tras la ruptura con Clary la semana pasada, está muy deprimido. Tanto que va a un bar a pillarse una borrachera vampira. Pero claro, los vampiros no se emborrachan con alcohol. Y, cuando llega un vampiro y le ofrece un chupito de plasma, Simon ya está un poco con el puntillo. El suficiente para ir a una especie de club de striptease del submundo en el que los mundanos adictos al veneno de vampiro van ahí para que les muerdan. Y Simon se queda un poco en shock al principio pero no tarda en morder a una mundana. Sin duda, parece que la ruptura con Clary le ha afectado mucho a nuestro vampiro diurno.
Simon aquí, bastante destrozado, escuchando como Clary intenta convencerle de algo que ni ella misma se cree. |
Lo importante de todo esto es que parece que, al fin, Climon se ha acabado. Con una conversación en la que Clary y Simon parecen intentar retomar su amistad, podemos dar esta pareja tan desastrosa por finiquitada. ¿Tendremos pronto Clace?
Mientras nos dan esta dosis de drama de amor adolescente, la policía encuentra el cuerpo de la muchacha a la que Simon mordió la noche anterior. Y, según investigan, todo parece indicar que Simon es el culpable. Hasta las huellas lo dicen. Pero demasiado sencillo, ¿verdad?
Aunque pueda parecerlo, este capítulo no solo va a tratar el dramita adolescente que gira en torno a Simon. También conoceremos un poco mejor al perturbador Sebastian. Y es que en el instituto reciben la visita de Aline Penhallow, una conocida de los Lightwood y, además, prima de Sebastian. Ambos hablan un rato cuando se encuentran y nos demuestra un poco cómo es Sebastian en realidad y que oculta algo. Para los lectores de los libros nos resulta raro que le haya reconocido, pero tendremos explicación.
La semana pasada vimos como Sebastian tenía encerrado a alguien en el armario de su apartamento y cuál es nuestra sorpresa cuando vemos que se dirige a esta persona, que no es otra que un clon de si mismo. Bueno, más bien debería decir que es el auténtico Sebastian Verlac, porque le pregunta sobre su vida para poder dar el pego frente a Aline, que parece sospechar. Así que con esto, intenta meterse a la chica en el bolsillo.
En otro orden de cosas, Alec quiere trasladar a Valentine a Idris pero para eso tienen que hacer un portal. Aunque la opción más fácil de hacer un portal es llamar a Magnus, Alec se da cuenta de que su novio no está en condiciones. Intenta en repetidas ocasiones que le cuente que le pasa, pero hasta que no recibe el consejo de Izzy (consejera oficial del capítulo) no hace que el brujo le cuente cómo, de pequeño, mató a su padrastro al descubrir la muerte de su madre. Los recuerdos le remueven la conciencia actualmente, pensando que es un monstruo. Pero Alec no duda a la hora de decirle que no hay nada de malo en él. Y ahí es cuando yo me morí de amor.
El caso es que para trasladar a Valentine a Idris vemos como le tienen que quitar la runa del círculo. Y se la quitan con un cachivache que parece un lector de códigos de barras. De verdad, nunca va a dejar de sorprenderme la tecnología de shadowhunters.
No se me olvida que Simon, después de ser detenido y huir, es un fugitivo de la policía. Y por eso pide ayuda a Raphael para que no le pillen, pero Raphael solo le prestará ayuda a cambio de que le diga cómo se convirtió en diurno. Simon puede estar cabreado con Jace porque Clary le quiera más que a él, pero no lo suficiente como para confesárselo, así que se las intenta apañar solo. Ha descubierto que no fue su culpa por una cosa tan absurda como que no le gustan los pies y el vampiro que mató a la muchacha tenía un fetiche extraño con ellos. Así que solo le queda demostrarlo. Luke y Clary le persiguen pero llegan tarde, cuando Simon ya ha matado al asesino. Y parece que queda claro que Simon no es el culpable para todos menos para la inspectora compañera de Luke, a la que Raphael borra la memoria mirándola muy intensamente.
Una vez hemos descubierto que hay dos Sebastians, el verdadero consigue huir del apartamento del falso Sebastian (no diré su verdadero nombre todavía). Y va dirección al instituto, donde Aline ya se está marchando (sí, su visita ha sido larguísima como podéis comprobar). Se dan unos momentos de tensión sobre si el chico conseguirá llegar hasta que el falso Sebastian coge y le mata. Lo raro es que no lo hubiese hecho antes.
Todavía tenemos muchas incógnitas en el aire cuando el Instituto se prepara para trasladar a Valentine a Idris. Vemos que algo va mal cuando, al entrar en el portal un shadowhunter llamado Duncan coge a Valentine del hombro. Y sabemos que es así cuando vamos a Idris y vemos por fin Alacante (sé que en inglés es Alicante pero si lo cambiaron fue por algo), y que Valentine no llega. ¿Dónde se habrá metido? Preguntan todos.
Pues la respuesta viene a continuación y no nos sorprende en absoluto. Duncan lleva a Valentine a un escondrijo en el que ya está Sebastian. Oh vaya, qué sorpresa. Y Ducan le cuenta que ha cumplido su parte del trato, que suelte a su familia. Pero eso a Sebastian le da igual, porque se lo carga. Y Valentine le mira con una interrogación en la cara, porque no es capaz de saber qué quiere de él. Ni quién es. Y entonces Sebastian se quita el glamour de Sebastian para mostrar a un ser quemado con los ojos negros. Por si teníamos duda, le saluda con un "hola, padre". Porque sí, nuestro querido Sebastian no es otro que el verdadero Jonathan Christopher. Y está, ¿quemado?
Con esto acaba Shadowhunters esta semana. Los sucesos sobre Sebastian suceden demasiado rápido, y el pastel se resuelve demasiado pronto. Así como la forma, como he dicho al principio de este análisis, no es la misma que en los libros. En los libros la persona que hace Sebastian y la de Jonathan son diferentes, la única diferencia es que Jonathan se tiñe el pelo de color negro. En la serie, claro está, todo esto pierde sentido debido a la tecnología que usan. Era evidente que iban a utilizar un glamour pero la forma de hacer que Will Tudor haga permanentemente de este personaje me ha sorprendido, la verdad. Aunque no sé si decir para bien o para mal.
Alicante/Alacante. La verdad es que el rollo de las torres de cristal está conseguido, pero tendremos que esperar a ver un poco más de la capital de Idris, país de los chaujanters. |
¿Qué nos depararán los próximos capítulos? ¿Veremos más de Idris?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Queremos saber tu opinión! Deja en la siguiente caja un comentario sobre qué opinas de la entrada, el blog, o alguna sugerencia: