Shadowhunters 3x03 y 3x04: What Lies Beneath y Thy Soul Instructed

Shadowhunters va avanzando con sus tramas alejadas del libro (o quizá no tanto) y sus dosis de humor (no intencionado) y dramita. A veces cuando veo un capítulo parece que nada tiene sentido pero cuando ves dos juntos, las cosas van tomando perspectiva. Quizá es que chaujanters se explica mejor de dos en dos. Aunque como podría comentar cada detalle de estos dos episodios, intentaré resumirlos lo máximo posible.

En el 3x03 le ponen nombre por primera vez a lo que hasta ahora yo había denominado dementor: El Búho. La lógica aplastante de la serie creo que es porque tiene los ojos grandes y actúa de noche (o eso imagino). El caso es que Jace llega a la conclusión de que sus sueños y El Búho están relacionados. Así ata dos más dos y dice que es Jonathan con un glamour. Y la verdad es que tiene bastante sentido.

También tiene sentido que Simon empiece a sufrir las consecuencias de la marca que le hizo la Reina Seelie. Después de haber herido a un hombre lobo, el clan de Luke no parece muy propenso a dejar que Simon siga viviendo en la cabaña de las canoas, por lo que Luke le tiene que echar. Simon, mientras tanto, intentará buscar respuestas en Clary y Raphael, aunque este último acabará herido. ¿Por qué? Os preguntaréis. Pues porque su hermana Rosa muere en este mismo episodio y él está muy dolido. Aunque unos huesos rotos serán el menor de sus problemas. La vampira a la que tenía escondida en el Dumort se llama Heidi y acaba escapándose para ir bebiendo toda la sangre que le apetezca de quien quiera por el mundo. Problemas para Raphael, que todavía no nos da ni una pista de para qué tenía a esa chica encerrada.

También habrá drama familiar, porque Maryse llegará a Nueva York para tener una cena familiar con Izzy, Alec y Jace, solo que al final acabará siendo una cena con Alec y Magnus en el loft del brujo en la que la madre de Alec les confesará que la van a desterrar por sus crímenes en la etapa del círculo. Desterrada y sin runas quedará Maryse y quizá esta perspectiva sea lo que le haya hecho aceptar la relación de su hijo con Magnus. Por su parte, su otra hija, Isabelle, y su hijo adoptivo, Jace, se van con Clary a una fiesta para cuidar a la última víctima de El Búho. Víctima que no lo fue tal porque la chica se libró del monstruo con un spray de pimienta. Eso dice mucho de su condición ya que a un demonio no le habría afectado. El caso es que el plan de los shadowhunters no sale precisamente como esperaban (aunque Izzy se lleva el número del enfermero buenorro de anteriores capítulos) porque al final El Búho aparece, la chica es poseída... Y Jace desaparece.

Clary e Izzy consiguen llevarse a la chica al Instituto para investigarla pero... ¿dónde está Jace? Para eso quizá debamos preguntarnos dónde está El Búho, que en este momento se encuentra yendo hasta donde está Lilith y, cuando se quita la máscara, descubrimos que es Jace. Poseído por la mujer, hace todo lo que esta le pide para alcanzar su plan: resurgir a Jonathan de la vida a través de sacrificios humanos en su altar.

Sabiendo que Lilith tiene controlado a Jace empezamos el 3x04. Aunque este control parece momentáneo y es que la mujer no tiene la fuerza suficiente para conseguir que Jace atienda a sus órdenes cuando Clary está en medio. Por eso las pesadillas que mete en su mente sobre matar a Clary y por eso solo le controla cuando duerme. Nos damos cuenta de esto cuando Lilith manda a Jace al instituto a rematar el trabajo con la mundana y Clary, solo llamando a Jace, consigue sacarle del trance. Aunque él al despertar no se acuerda de nada. ¿Por qué pasa esto? Porque el amor de Jace por Clary es tan grande que Lilith no puede contra él, claro. Qué bonito.

Las tramas de estos dos episodios se explican mejor juntas por su continuidad. Una de ellas es la de Simon que perdió su pisito en el 3x03. En este episodio buscará piso y prácticamente el piso se chocará con él en la calle en la forma de Jordan Kyle (Chai Hansen). ¡Sí! Al fin aparece este personaje en la serie y, tal y como pasó en los libros, le ofrece compartir piso a Simon que, aunque duda bastante porque bueno, es un vampiro y necesita sus intimidades, acaba accediendo. Aunque nada es tan bonito como parece, porque Jordan sabe quién es Simon y tenerle en su piso es una estrategia para que su clan, el Praetor Lupus, le tenga controlado.

La vampira de Raphael, Heidi, hará estragos en las calles matando a un enfermero de un autobús de donación de sangre y seguirá poniéndole las cosas complicadas a Raphael cuando le ate en la azotea de un edificio para que, al salir el sol, arda. El motivo de su encierro y de esta estrategia nos lo explican ambos, y es que Heidi no era más que una humana muerta a quien Raphael llevó a la vida vampira sólo para experimentar con ella la manera de hacerse un vampiro diurno. Aunque claro, nada de eso sale bien. Por suerte sí que sale con vida, porque Izzy y Clary, en su búsqueda de la vampira, le encuentran en la azotea y le salvan. Raphael las engaña, aunque no a Izzy, que descubre su plan y le dice que abandone la ciudad. Puede que Izzy esté todavía enamorada de Raphael pero dicen que un clavo quita a otro clavo... Y el enfermero no para de mandarle mensajes al móvil.

Nos queda Jace que, aunque no recuerda todas las partes en las que El Búho sale a la calle, está preocupado. Se preocupa más cuando Alec le cuenta que su madre tenía una enfermedad mental y por eso se suicidó. Por eso pregunta a Luke, que le da bastantes ánimos. Pero la verdad es que Jace tiene un problema, porque Lilith vuelve a controlarle y hace que entre en el instituto y quite la posesión a Morgan (la mundana) para que Magnus no pueda rastrearla y dar con ella. Y así es, efectivamente. La mundana se levanta como si no hubiese pasado nada y Magnus no puede dar con qué ha pasado. Aunque quizá la respuesta esté cerca, porque Lilith se presenta ante la puerta del brujo para pedirle ayuda... ¿Se presentará como una bruja más? ¿Cuál será su plan?

Shadowhunters sigue dándole un poco de coherencia a sus tramas aunque muchas de ellas nos hagan reír. Lo que sin duda parece que están dispuestos a hacer es sorprendernos y, de momento, no van por mal camino.