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lunes, 30 de marzo de 2020

Entrevistamos a Alba Flores, Álvaro Morte y Jaime Lorente, protagonistas de 'La casa de papel'

España está de cuarentena y, aunque la situación ha paralizado muchas grandes producciones de Hollywood, doblajes y próximos estrenos, uno de los más esperado del año llegará el 3 de abril de la mano de Netflix para hacernos más ameno el encierro: la cuarta temporada de La casa de papel.

Como casi toda la actividad en estos días de teletrabajo y consumo masivo de series, tuvimos la oportunidad de charlar (desde casa) sobre el estreno de la nueva temporada de la serie de éxito mundial con tres de los protagonistas indiscutibles: Alba Flores (Nairobi), Álvaro Morte (El Profesor) y Jaime Lorente (Denver).


La cuarta temporada, tal y como se seguía como patrón en las dos primeras temporadas de Antena 3, es la continuación directa de la tercera, donde el grupo de atracadores liderados por El Profesor planearon su incursión en el Banco de España. Un plan que el mismo Berlín [Pedro Alonso] planeó hace cinco años y que El Profesor usará para rescatar a Río [Miguel Herrán]. Una tercera temporada que mantuvo el ritmo trepidante de las primeras (adaptado al formato de 50 minutos) y que dejó con grandes incógnitas en el aire que se irán resolviendo, poco a poco, en esta cuarta temporada.

A continuación os dejamos con lo que respondieron los protagonistas de la serie sobre el futuro de sus personajes, posibles continuaciones y su experiencia en la serie. ¡Atención! Las respuestas contienen spoilers de las tres primeras temporadas, así que no sigas leyendo si no las has visto.


En la serie se ve cómo poco a poco El Profesor va perdiendo confianza. Me gustaría saber si todavía tiene un as en la manga, si todavía vamos a ver más planes de El Profesor.

Álvaro Morte: Yo creo que era muy importante no solo que el personaje de El Profesor, sino todos los personajes sufrieran una evolución que mantuviera la esencia; porque si no tendríamos personajes completamente planos y esto no es interesante, porque el espectador se acaba aburriendo. En el caso de El Profesor, sí que es verdad que nos parecía muy interesante si nosotros hemos visto en las dos primeras temporadas a una mente que lo tiene todo absolutamente planificado y controlado y sabemos cómo reacciona él en esos ámbitos saber qué pasa si quitamos todo esto.

En la primera temporada y en la segunda, tenía un plan que había estado preparando durante años y años y aun así salían cosas mal… Este plan es un plan en el que él a priori no ha confiado, que ha tenido que hacer cuando no era un plan suyo y que él estaba convencido de que no funcionaba; ha tenido que cogerlo para intentar darle una vuelta y conseguir que acabe funcionando y aun así tiene sus dudas. Tampoco ha tenido tiempo para poder prepararlo y ya de entrada, para hacer este segundo atraco que es el Banco de España, él mismo ya no dispone de las mismas herramientas ni de la misma seguridad. Si a esto le sumamos las cosas emocionales, que son con las que él lidia peor y que son muy potentes, como por ejemplo: la asunción de que Lisboa, la inspectora Murillo (Itziar Ituño), haya muerto… Lo que le pasa al Profesor es que le anula la capacidad de pensar. No puede pensar claramente, que es lo único en lo que es verdaderamente fuerte El Profesor. Yo creo que los guionistas han querido llevar a los personajes en esta temporada a una bajada a los infiernos, y lo peor que le puede pasar al Profesor, efectivamente, es perder la capacidad de control, la capacidad de pensamiento y de poder manejar la situación.

Entonces solo puede ir para arriba, ¿no? O eso es lo que parece.

A.M.: *Risas* A ti te lo voy a decir *más risas*. Bueno, yo creo que lo interesante es poner al personaje en ese punto y ver si es capaz de volver a resurgir o no. Ya veremos.

Antes de meterme de lleno en La casa de papel, quería preguntaros cómo estáis llevando la cuarentena y, sobre todo, cómo estáis llevando hacer la promoción desde casa. Tiene que ser algo raro, así que quería preguntaros cómo estáis llevando todo esto.

Alba Flores: Yo quiero hacer todas las promociones así *risas*. A mí que no me gusta mucho hacer promoción, la verdad, para qué nos vamos a engañar, yo así estoy muchísimo más cómoda, claro. Ahora, la situación… Bueno, en lo global qué duro esto, qué duro que tantas personas se estén muriendo solas por este virus. Qué duro con lo que están teniendo que lidiar muchas familias, la precariedad, que al final… estamos en un ambiente de mucha dureza. Claro, eso también convive con que yo por lo menos me siento una privilegiada de poder estar en mi casa, estar a gusto y que este sea el mayor de mis males ahora mismo. Entonces bueno, yo creo que de aquí saldremos fortalecidos y aprendiendo, y también estoy muy orgullosa de los sanitarios, de la gente que trabaja todos los días… Estoy muy orgullosa de que el pueblo esté salvando al pueblo. Muy orgullosa.

Jaime Lorente: Ojalá la promoción pudiese ser como siempre porque eso significaría que está todo bien y es una pena. A mí, personalmente, la promoción esta me está dando la vida, porque me está sacando un poco de mi rutina diaria, que es la de rellenar el tiempo como se pueda. Entonces comparto un poco lo que dice Alba. Estoy superorgulloso de cómo la sociedad se está comportando intentando ser muy responsable, intentando dar ejemplo, intentando darle la importancia que se merece una situación como esta. Y bueno, esperando que esto pase lo antes posible, que todo vuelva a la normalidad y que salgamos de esta juntos.

A.M.: Yo creo que el haber tomado esta decisión es muy responsable por parte de Netflix; creo que es lo que toca en este momento. Efectivamente, como dice Jaime, el haber hecho esta promoción como supuestamente estaba pensada hubiera significado que todo sería como antes, pero también coincido con Alba, con que tenemos una oportunidad de aprendizaje muy importante; que ya que está sucediendo todo esto tan terrible, qué menos que podamos sacar algo bueno de esto, y esa cosa buena creo que es el poder aprender para, en definitiva, poder convertirnos en una sociedad un poquito mejor, que maneje mejor las cosas y que tengamos también un poquito más claro qué cosas son importantes en la vida y qué cosas a lo mejor no lo son tanto.


Alba, ¿cómo has vivido esa tensión en redes sociales sobre el futuro de tu personaje en la serie?

A.F.: Sostener la tensión del final de la primera temporada no ha sido fácil, porque ha requerido de mí que yo esté con cara de póker todo el día sin poder decir nada. Y así sigo, porque claro, de alguna manera no quiero arruinarle a ningún espectador la experiencia de verlo. Y fíjate, ahora estamos viviendo en un momento en el que las series cada uno las ve en un momento y es muy complicado. Eso por un lado. Por otro vi que el personaje era un personaje muy querido y eso siempre anima, y me hace ilusión que a la gente le gusten las aventuras de Nairobi y la vayan a echar de menos si desaparece.

Después de cuatro temporadas, los guiones de la serie siguen siendo impresionantes y quería saber si a vosotros los guiones os siguen sorprendiendo y, en el caso de esta cuarta temporada, ¿qué escena o giro os ha impresionado más?

J.L.: Bueno yo creo que todos compartimos que los guionistas de la serie tienen una gran capacidad para sorprendernos. Ya nos sucedió cuando terminamos la segunda temporada y al año y pico nos llamaron para una tercera, que todos pensábamos: “Pero ¿cómo se va a retomar esto?”. Y tuvimos la suerte de contar con un equipo que ha construido una historia maravillosa. Y a mí no es que haya nada en concreto que me sorprendiese, pero sí que me gustó mucho y creo que es una cosa muy positiva de la cuarta temporada que recupera quizá un poco más la esencia de la segunda temporada en un principio, donde encontrábamos un viaje más hacia el interior de los personajes. Cómo navegaban emocionalmente a través de la historia, y creo que todos lo hemos agradecido, porque al final son aristas nuevas que te permiten trabajar en partes del personaje, y que, a lo mejor, en momentos de más acción como en la tercera no teníamos la suerte de trabajar.

A.M.: Yo coincido con Jaime. No te diría una sola cosa, porque dentro de todos los guiones yo creo que Álex Pina y Javier Santander son unos maestros de seguir un pulso, una tensión impresionante que implica directamente no dentro de lo que es una temporada, sino dentro de lo que es cada capítulo giros de guion muy tremendos. Sí que es verdad que hay una cosa que me llama la atención en cuanto a cómo es la forma de ver la ficción hoy por hoy gracias a las plataformas. Antiguamente y lo comentaba con otros compañeros periodistas vuestros, para ver una serie veíamos un capítulo cada martes, porque la veíamos de forma semanal. Sí que es verdad que teníamos más la sensación de analizar capítulo por capítulo. Veíamos uno, pasaba una semana, comentábamos todos en Twitter y demás: “¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha parecido este momento…?”. Hoy por hoy la gente lo ve prácticamente en un fin de semana. Ahora que vamos a estar en cuarentena imagino que habrá muchísima gente que… Yo recuerdo que cuando se estrenó la tercera, que directamente se estrenó por la noche y cuando yo me levanté a las siete de la mañana, ya la había visto un montón de gente. Mucha. De decir: ostras, te pasas ocho meses trabajando para que luego la gente la consuma en unas horas. Pero creo que, retomando lo que decía, ahora mismo estamos más acostumbrados a ver como temporadas más enteras y los guionistas también han cambiado como esa forma de ver las cosas. Creo que ahora la temporada se concibe como un todo, no como capítulo por capítulo, y creo que ha habido una evolución de los guionistas en ese sentido. Y creo que es importante matizar esto en cuanto a los giros de guion y en cuanto a las cosas que pasan, que ya no están concebidas no solamente capítulo por capítulo sino como toda la trama en sí.


Para los fans que no hayan visto los nuevos capítulos, ¿con qué tres palabras describiríais lo que está por venir?

A.F.: Guau.

J.L.: Sí, sí *risas*.

A.M.: Un puñetero caos.

J.L.: Retuit, retuit, retuit, retuit.

A.M.: *Risas*

A.F.: Giro al infierno.

J.L.: Boom boom ciao.

A.F.: Bum bum ciao también.

A.M.: *Risas*.

Antes La casa de papel era como una partida de ajedrez y yo ahora lo concibo como una partida de cartas en donde vemos varias cartas de varios palos. ¿Qué carta seríais vosotros y por qué?

A.F.: Qué divertida la pregunta.

J.L.: Pues sí oye.

A.F.: ¿Baraja española o baraja… *risas*?

La que quieras.

J.L.: Yo creo que soy el comodín, y siempre lo he defendido mucho. Tengo la suerte de hacer un personaje que vale para muchas cosas. Lo mismo lo pones en un drama, que una tragedia, que en una comedia, entonces yo me considero comodín absolutamente.

A.F.: Álvaro, di tú El Profesor, porque lo que tú seas…

J.L.: *Risas*. De hecho, debería ser Álvaro quien nos asignara la carta.

A.F.: También *risas*.

A.M.: Yo creo que Nairobi en todo caso sería la reina de oros, ¿no?

A.F y J.L.: Totalmente.

A.M.: Estoy mezclando la francesa y la española porque no hay reina en la baraja española, pero a mí Nairobi siempre me ha parecido una reina absoluta, que en todo caso sería de oros.

A.F.: Sería una baraja feminista donde en vez de reyes habría reinas.

A.M: Claro.

J.L.: Además, si la baraja es española debería haber reina.

A.M.: Y para mí Denver sería un as de bastos. Es como un mazazo que cada vez que revienta, todo estalla alrededor. No sé, yo he dicho los vuestros, ¿vosotros qué pensáis que sería el Profesor?

J.L.: Yo creo que El Profesor es el crupier, directamente.

A.F.: *Risas*. Totalmente. Yo también creo que sería el crupier, aunque también podría ser el as de tréboles, porque es una carta que es como la carta de la suerte, ¿no?

A.M.: El de corazones ya te digo yo que no.

A.F.: No.

J.L.: Oye, tendría su cosilla… *risas*.

A.M.: Pero no es el mejor en las relaciones amorosas, digámoslo así.

J.L.: Bueno, en la serie no sé…


Hasta ahora me parece que las muertes que ha habido han sido necesarias, pero ¿va a haber muertes sorprendentes?

A.F.: No hay manera de alargar una serie tanto tiempo sin tomar riesgos.Yo creo que perdería credibilidad e interés. Si todos los personajes fuesen eternos e inmortales no sé quién compraría eso.

Cuando la serie se estrenó en Antena 3 era para tener dos temporadas solo y luego fue Netflix el que la renovó por el éxito a nivel mundial. ¿Hasta cuándo pensáis que puede durar La casa de papel teniendo en cuenta la limitación que tiene la propia historia? Porque se produce en un espacio muy concreto, con un ritmo como muy trepidante…

A.M.: Bueno yo creo que mientras siga gustando a los fans es una historia que podría dar para mucho, porque además, la historia de La casa de papel, más allá de un atraco, pone sobre la mesa otros temas como esta cosa que tiene un poco antisistema, de poner sobre la mesa cosas que no funcionan como debieran; nos han hecho creer durante mucho tiempo que estos son los buenos, estos son los malos… Entonces más allá, como tú dices, de que es una serie de atracos en un espacio muy confinado y demás, yo creo que el motor de la serie sí que es muy emocional en ese sentido. Si te fijas, tanto el atraco de la Fábrica de la Moneda como en el atraco del Banco de España, comparten una cosa. Por muy metódico y muy cerebral que sea El Profesor parten de una cosa muy emocional. El primero es una venganza hacia su padre y el segundo, para mí, parte de una venganza hacia Berlín que justifica el ejecutarse desde el momento en el que se secuestra a Río: tenemos que volver a traerlo con nosotros, pero me sirve de justificación para vengar también a Berlín. Hay unas pasiones muy importantes que apoyan todo lo que es la historia de este atraco y el otro. Creo que si la serie continuara moviéndose desde ese motor emocional, creo que sí que podría continuar. El problema es cuando de repente hacemos acción sin que esté cimentada por esa parte que te digo, además de por la conexión de los personajes y lo que les pasa a ellos por dentro. Si yo tengo una explosión y no me importa el personaje, me da igual que muera o no muera; pero a mí me preocupa que Denver o Nairobi puedan sufrir porque ya les conozco, ya tengo una empatía con ellos. Yo creo que el soporte emocional se vuelve extremadamente importante, y si no lo tuviera, no tendría esto que te estoy diciendo. Con lo cual, si se siguiera manteniendo esta parte emocional, sí que creo que se podría seguir para adelante con la serie. Creo.

En esta temporada descubriremos el misterio del personaje de Belén Cuesta, ¿cómo ha sido trabajar con ella? ¿Cuál ha sido la escena más difícil de grabar, ya sea a nivel emocional o técnico?

J.L.: Yo creo que trabajar con Belén ha sido un regalo. Entiendo que tiene que ser superdifícil entrar a un tren en marcha que va a mucha velocidad, y Belén lo hizo con una habilidad tremenda. Encima es una compañera maravillosa y ha sido un regalo. Creo que hablo por todos mis compañeros y compañeras.

Y luego en cuanto a las escenas, yo creo que a nivel técnico las escenas de acción son escenas muy comprometidas, pero, además, luego uno se pone al servicio de la serie y pone todo al servicio de la técnica y de lo que está sucediendo. Y emocionalmente yo siempre recordaré la muerte de mi papa como un momento bastante… peculiar.

A.M.: Yo recuerdo una secuencia tremendamente dura de grabar. Jaime estaba en ella y estábamos en exteriores…

J.L.: Muy dura. O sea no se podía parar, aquello…

A.M.: Nunca recuerdas por qué nos dio ese ataque de risa, pero sí que recuerdo un momento de tener casi casi que parar el rodaje porque nos entró la risa esta floja ya de nervios de: “por Dios quiero dejar de reírme para poder continuar”. Y fue un momento…

J.L.: No sé si recuerdas, Álvaro, que grabamos la mitad de la secuencia con todo nublado y, como se despejó tanto, a mitad del día tuvimos que volver a retomar toda la secuencia… Sí, fue un día muy interesante.

A.M.: Fue un día muy complicado y fue el que tuve de grabación con Belén, pero por supuesto, como dice Jaime, Belén surfeó la secuencia perfectamente y fue un gusto trabajar con ella.

A.F.: Yo creo que para mí lo más complicado fue, efectivamente, el disparo. Fue muy difícil porque bueno, fueron muchos días para rodar esos cinco minutos. Desde muchos ángulos diferentes, de muchas maneras… Y luego cubierta de sangre que era muy cómodo, ¿no?. Entre toma y toma, igual eran 45 minutos. Porque para retomar la escena desde el principio yo tenía que irme sin tocar a nadie, ducharme entera, con cinco personas duchándome y yo en pelotas… O sea, que fue bastante heavy. Perdí todo el pudor que pude tener algún día. Así que bueno, esa fue complicada. La gente me pregunta que si emocionalmente fue complicada, pero al final, para mí, normalmente siempre es más complicado técnicamente que emocionalmente.


¿Qué es lo mejor que os lleváis de todo el rodaje de La casa de papel?

A.M.: Yo me llevo muchas cosas, pero para mí de lo que más me llevo ha sido el trabajo con mis compañeros. No solamente me refiero al equipo artístico dentro de lo que es el elenco y demás, sino al trabajo tan brutal, la complicidad que hemos tenido a la hora de trabajar… Yo recuerdo que cuando terminamos de leer el primer capítulo de toda la serie, que hicimos como una mesa redonda de lectura de todos los actores que íbamos a participar en aquel primer capítulo, los jefes de equipo, Álex Pina y demás… Toda la gente importante. Recuerdo la sensación al terminar de leer aquel primer capítulo y todos empezamos a aplaudir y nos miramos unos a otros a las caras como diciendo: guau, vaya cosa interesante tenemos entre manos, pero es tremendamente complicado; o vamos todos a una o esto no va a salir nunca. Sin verbalizarlo, fue una cosa tácita. Y sí que es verdad que me llevo esa conexión tan brutal, esa honestidad, esa generosidad que yo he visto en cada una de las personas del equipo a la hora de trabajar dentro de lo que es el rodaje de La casa de papel, porque éramos conscientes de que o trabajábamos de esa manera o esto era imposible sacarlo.

J.L.: Yo estoy absolutamente de acuerdo con Álvaro. Creo que la experiencia que se vive dentro del rodaje es casi religiosa, vamos. Se sufre mucho, se disfruta muchísimo también y se tiene mucha fe, confiando mucho en lo que estás haciendo y que, aunque pueda parecer una locura, va a salir bien. Eso solo sucede cuando hay mucha confianza en el otro y cuando hay un abandono de uno mismo para ponerse al servicio de lo que se está haciendo. Y yo creo que somos un equipo superguerrillero, que si no tuviésemos tanto apoyo el uno en el otro no podría salir jamás lo que ha salido.

A.F.: Yo creo que, para mí, fíjate que estas dos temporadas las grabamos seguidas, ha sido bastante fuerte eso, incluso físicamente ha requerido de una resistencia auténtica por nuestra parte y por parte del equipo, ¿no? Y lo que dicen mis compañeros, que esta vivencia no es solamente con el elenco de actores, sino con todo el equipo técnico. Y yo recuerdo, para mí fue muy potente el último día el que fue para mí de rodaje de esta cuarta temporada, porque como que sentí que éramos una familia, y lo recuerdo con mucha emoción. Porque estábamos todos ya hasta las narices, porque los últimos días son realmente duros de rodar porque estamos todos muy cansados, y fue un día que sacamos todo lo mejor de nosotros mismos y fue muy bonito ver cómo seguíamos al pie del cañón, apoyándonos los unos a los otros y con mucho cariño realmente.


Si tuvierais que traicionar a alguien de la banda, ¿a quién sería y por qué?

A.M.: El Profesor ya lo ha hecho con su propio hermano, con Berlín. En las primeras temporadas sí que hay un momento en el que ve que Berlín se le está yendo de las manos y no sé si es una traición, no diría yo que es una traición, es más bien como una especie de castigo y lo hace con todo el dolor del mundo. O sea, El Profesor no es una persona que sea mucho de traicionar, es una persona bastante leal y bastante fiel, pero sí que es verdad que con Berlín más que una traición fue una especie de castigo. Pensaba que a Berlín se le podía ir de madre y necesitaba ponerlo un poco en su sitio.

J.L.: Yo creo que, o sea no es una cuestión de en mi caso a quién me resultaría más fácil traicionar, sino quién es más vulnerable de ser traicionado por mí. Yo creo al final que cuando más relación o más intimidad tienes con alguien, más cargas sobre esa persona culpas que no se merecen. En mi caso es Estocolmo (Esther Acebo). Creo que la relación que tengo con ella hace propenso que le cargue con una serie de lastres que a lo mejor no le pertenecen.

A.F.: En mi caso esto que voy a decir es un poco… Es decir, traicionar implica haber tenido en algún momento algún tipo de lealtad, entonces no sé hasta qué punto esto contesta... Pero obviamente Nairobi, si en algún momento tuviese que tomar una decisión dentro del plan que difiera del criterio de Palermo (Rodrigo de la Serna), Nairobi no tendría ningún problema, vaya. Vamos, que Nairobi preferiría que Palermo no estuviese ahí metido.

Si vuestro personaje fuese un sentimiento, ¿cuál seríais y por qué?

J.L.: Yo no sé si el miedo corresponde más al apartado emocional que al sentimental, pero creo que el miedo cala mucho a Denver, y creo que casi todas las decisiones que toma son porque se encuentra en una situación de miedo a la pérdida, a la soledad…. Que bueno, caracteriza mucho y determina mucho los comportamientos que tiene.

A.F.: El pundonor. Yo creo que Nairobi o el pundonor o la resiliencia. Creo que más el pundonor. Tiene esta cosa de: “yo tengo que acabar la carrera, aunque sea sin un brazo y vomitando”. Y como hasta el final seguir con el plan. Hasta el final.

A.M.: En mi caso yo creo que es la venganza. Es un motor muy muy importante para El Profesor hacer todo el primer atraco por vengar a su padre y, en este caso, más allá de recuperar a Río de vuelta a la familia, también es una justificación perfecta para poder vengar a su hermano. Yo creo que en El Profesor es, entre otras cosas, la venganza sobre todo.

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