Parece que la temporada está empezando, pero la verdad es que llegados a este episodio estamos más cerca del mid-season finale que del principio, y eso se nota. Los protagonistas ya han descubierto que Jace es El búho y Lilith cada vez está más cerca de completar su plan de traer a la vida a Jonathan. Vamos que todas las tramas de esta primera parte parecen ir buscando su cierre para que cuando comience la 3B puedan abrir otras que, con suerte, les lleven a la renovación. Porque siendo sincera, Shadowhunters siempre se ha mantenido en el filo de la renovación. Aunque ojalá continúen, porque yo sigo necesitando mi dosis de actuaciones y efectos especiales malos pero, sobre todo, necesito mi dosis de dramita chaujanter.
Esta semana comenzamos en el mismo punto en el que lo dejaron la pasada para echarnos unas risitas. Porque Jace se fue dejando a una Clary muy confusa, que no dudó en perseguirle. Clary llega a la azotea e intenta detener a Jace luchando contra él y, cuando ve que eso no funciona muy bien porque la tiene colgando, literalmente, del abismo del edificio, intenta apelar a sus sentimientos. Pero recordemos que Jace ya no es Jace y no siente nada por Clary, así que la deja caer. Y Clary se queda tirada encima de un coche como si fuera Taylor Swift en Bad Blood. Solo que con sangre saliéndole de la boca y unos pocos de lamentos mientras llama a su siempre fiel amigo Simon para que le ayude, porque no puede moverse.
¿Taylor Swift o Clary Fray? Nunca se sabrá |
Clary en el transcurso de una escena a otra ya está como una rosa físicamente. No tanto psicológicamente porque mientras tiene reunidos a Alec, Izzy, Magnus y Simon preguntándose cómo narices han poseído a Jace, ella llora mucho. Porque sabe que le toca contárselo y traicionar a Jace. Cuando les dice que pidió traer a Jace de vuelta al Ángel pide disculpas y afirma que entendería que la mandaran a la Clave. Pero nada de eso ocurre, porque Alec la abraza y dice que él hubiera hecho lo mismo. Como debe ser.
Hablando de Alec, su pelea con Magnus sigue en pie pero parece que todo el suceso de Jace les ha hecho darse cuenta de que no les hace bien estar cabreados. Más bien Alec, que le pide perdón y le da un abrazo. Pero Magnus está preocupado por algo más, y es que se siente culpable por lo que le ha pasado a Jace. Así que le promete a Alec que dará hasta su último aliento para arreglar su error. La verdad es que los primeros intentos no le salen muy bien, y ni Catarina es capaz de animarle. Después de descubrir quién es Lilith y que la tuvo delante de sus narices y no supo ver lo turbia que era, el brujo no está muy bien.
Clary ensayando su llanto. |
Mientras asistimos a este drama amoroso, Luke está investigando cómo salvar a Ollie de las garras de Lilith y para eso llama a Simon, que se ha convertido en el mejor escudo posible gracias a la marca que lleva en la frente. Aunque todos se empeñan en considerar que es un problema (incluido Luke, que fue quien llamó al Praetor Lupus), la verdad es que es bastante beneficioso si tienes que luchar contra la reina del infierno. Licántropo y vampiro van a su guarida y encuentran a Ollie y a algunos más de los súdbitos de Lilith que, cuando intentan atacar a Simon, acaban reducidos a sal en el suelo (de ahí el título del episodio). Y Lilith sufre mucho, claro. Su mirada no indica nada bueno cuando se entera que el causante ha sido el vampiro diurno.
Todo era bonito hasta que el submundo se interpuso entre ellos. |
Con esta situación termina este capítulo de Shadowhunters. El plan de Lilith parece más cerca de realizarse y, sin embargo, Jace parece más irrecuperable que nunca. Lo que sí que parece estar haciendo bien la serie es recuperar un poco la esencia de los libros, aunque sólo sea en parte. Porque la serie sigue con sus cosas surrealistas y su toque de humor que no pretende ser tal. Quizá eso es lo que la haga tan adictiva.
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