Al principio de este episodio nos trasladamos a diciembre de 1936, fecha en la que Edward VIII abdica en su hermano.
La razón de esta abdicación fue que los ministros de Reino Unido del momento se opusieron al matrimonio del Rey con una mujer que se había divorciado, no una, sino dos veces. Por lo que eso no sería buen visto de puertas hacía fuera.
¿Y por qué nos presentan este personaje? Porque Edward viajará desde los Estados Unidos para la celebración del funeral de su hermano, el Rey George VI.
En este tercer capítulo se tratan aspectos más políticos.
Elizabeth y Churchill se reunirán para concretar las ceremonias oficiales. Como se han visto en los episodios anteriores los ministros quieren quitarse en encima a Churchill, por lo que este propondrá que entre la ceremonia del ascenso al trono y la de la coronación transcurran dieciséis meses. De esta manera podrá estar más tiempo en su actual puesto.
Otros asuntos que se tratarán será el hogar de la familia o el apellido que llevarán sus hijos. En cuanto a lo primero, se decidirá que sea el Palacio de Buckingham. Respecto a lo segundo, Philip quiere que lleven su apellido, cosa a lo que el Primer Ministro se opondrá y será el apellido Windsor, el de la Reina, el que lleven.
Dejando la política de lado, el toque romántico lo dan la hermana de Elizabeth, Margarete (Vanessa Kirby) y el Coronel Peter Townsend (Ben Miles).
Los dos están enamorados pero saben que su amor es imposible. Él es un hombre divorciado y no quedaría bien de puertas hacía fuera, pero ellos harán todo lo posible para que su amor valga la pena.
En la realidad el romance causó mucha controversia en los primeros años de los cincuenta. Pero para quien no esté familiarizado con esta historia, os dejo que lo descubráis a partir de The Crown.
Y como en cada análisis, no puedo evitar hablar de Philip. En este capítulo su personaje ha tenido bastante importancia. Como hombre que es y como indica la tradición, tiene que ser el apellido del marido el que adopten los hijos. En este caso eso no será así, ya que al ser los hijos de la reina deben conservar el nombre de la Casa Real.
El ánimo de Philip en este capítulo irá cayendo poco a poco. Al tema del apellido se le sumará su futuro lugar de residencia. Sentirá que no le escuchan además de decepcionado. Y puede que sea verdad pero a la vez me parece egoísta por su parte. Ahora mismo es el marido de la reina y eso trae sus consecuencias que ya debería haber sabido de antemano. Aunque tampoco le voy a quitar razón ya que es su opinión.
Esto hace que conozcamos a una mujer que tiene una opinión y que muy poca gente le puede decir lo que tiene que hacer. A veces pedirá consejo, como en el episodio lo hace a su tío, pero en muchas otras ocasiones hará uso de su poder como mujer y como reina.
Ahora toca esperar uno de los momentos que más esperamos, la ceremonia de coronación; además de ver como avanza la relación con Philip ahora que siente que su opinión no cuenta.
En este tercer capítulo se tratan aspectos más políticos.
Elizabeth y Churchill se reunirán para concretar las ceremonias oficiales. Como se han visto en los episodios anteriores los ministros quieren quitarse en encima a Churchill, por lo que este propondrá que entre la ceremonia del ascenso al trono y la de la coronación transcurran dieciséis meses. De esta manera podrá estar más tiempo en su actual puesto.
Otros asuntos que se tratarán será el hogar de la familia o el apellido que llevarán sus hijos. En cuanto a lo primero, se decidirá que sea el Palacio de Buckingham. Respecto a lo segundo, Philip quiere que lleven su apellido, cosa a lo que el Primer Ministro se opondrá y será el apellido Windsor, el de la Reina, el que lleven.
Dejando la política de lado, el toque romántico lo dan la hermana de Elizabeth, Margarete (Vanessa Kirby) y el Coronel Peter Townsend (Ben Miles).
Los dos están enamorados pero saben que su amor es imposible. Él es un hombre divorciado y no quedaría bien de puertas hacía fuera, pero ellos harán todo lo posible para que su amor valga la pena.
En la realidad el romance causó mucha controversia en los primeros años de los cincuenta. Pero para quien no esté familiarizado con esta historia, os dejo que lo descubráis a partir de The Crown.
Y como en cada análisis, no puedo evitar hablar de Philip. En este capítulo su personaje ha tenido bastante importancia. Como hombre que es y como indica la tradición, tiene que ser el apellido del marido el que adopten los hijos. En este caso eso no será así, ya que al ser los hijos de la reina deben conservar el nombre de la Casa Real.
El ánimo de Philip en este capítulo irá cayendo poco a poco. Al tema del apellido se le sumará su futuro lugar de residencia. Sentirá que no le escuchan además de decepcionado. Y puede que sea verdad pero a la vez me parece egoísta por su parte. Ahora mismo es el marido de la reina y eso trae sus consecuencias que ya debería haber sabido de antemano. Aunque tampoco le voy a quitar razón ya que es su opinión.
Esto hace que conozcamos a una mujer que tiene una opinión y que muy poca gente le puede decir lo que tiene que hacer. A veces pedirá consejo, como en el episodio lo hace a su tío, pero en muchas otras ocasiones hará uso de su poder como mujer y como reina.
Ahora toca esperar uno de los momentos que más esperamos, la ceremonia de coronación; además de ver como avanza la relación con Philip ahora que siente que su opinión no cuenta.
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