Mediaset acostumbra a hacer comedias corales, aunque algunas con más acierto que otras. Esta vez, de la mano de Carlos del Hoyo (Hospital Central) y de Abril Zamora (que interpretaba a Luna en Vis a vis durante las temporadas 3 y 4) surge Señoras del (h)AMPA, una comedia desternillante con una trama feminista y "a la española". Con la segunda temporada ya confirmada, os contamos lo esencial de la primera para poneros al día.
La serie empieza con Mayte Soldevilla (Toni Acosta), madre separada con dos hijos, peleándose en un rutinario día para llegar a todo: recoger, llevar a los hijos a clase y organizarse para vender el robot de cocina "Turbothunder 3000", con el que intenta llegar a duras penas a fin de mes. Trabaja con Elvira Navarro (Marta Belenguer), otra madre con la que también coincide en el AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) del colegio y que es empleada del mes, madre ejemplar y, siendo paralítica, un ejemplo de tesón y superación personal.
Cuando la jefa de Turbothunder, Begoña (Nuria González), las llama a su despacho, el drama está servido: una de las dos se va a ir a la calle, y va a ser la que menos ventas tenga. Y, sin duda, Mayte tiene todas las papeletas, porque, aunque intenta negociar con ella, Elvira se niega a dejarle el puesto (a pesar de que su marido y ella están forrados).
Las cosas no mejoran cuando llegan a la reunión del AMPA: Elvira (presidenta de la Asociación, evidentemente) termina discutiendo con Lourdes (Malena Alterio), una funcionaria con mucho carácter, y con Amparo (Mamen García), una jubilada que cuida de su nieto porque su hija está intentando cumplir su sueño de ser actriz, porque es la propietaria del edificio en el que viven las dos y las va a dejar en la calle. Mayte aprovecha la aglomeración de gente para invitar a todo el mundo a una prueba del robot de cocina en casa de Amparo, pero solo se presentan Lourdes, Amparo y Virginia (Nuria Herrero), una joven cajera de supermercado embarazada de su segunda hija.
Elvira se presenta en la prueba del robot de cocina, pero las cosas no terminan bien. El robot (que es una basura) se rompe y la cuchilla sale volando directamente al cuello de Elvira, que empieza a sangrar y a insultarlas para que llamen a una ambulancia. En una serie de trágicos acontecimientos que incluye a las tres madres, a Amparo y un taladro, las cuatro terminan en mitad del terreno de los suegros de Lourdes enterrando a Elvira.
Pero el conflicto de las cuatro señoras del AMPA no termina ahí: Pedro (Fernando Cayo), el marido de Elvira, había contratado a un sicario para quitarse de encima a su mujer, y ellas han interrumpido su trabajo. Y el clan del sicario, liderado por una mujer con muy mala leche, Carmona (Gloria Muñoz), quiere su dinero y quiere venganza por la intromisión.
En definitiva, que Mayte, Lourdes, Virginia y Amparo tienen detrás a un grupo de delincuentes liderado por una mujer sin remordimientos; tienen que lidiar con los cabos sueltos que han ido dejando; la mejor amiga de Elvira, Anabel (Ainhoa Santamaría), sabe que Elvira no se ha ido, que le ha pasado algo y sospecha del marido, así que alerta a la policía; y, por si fuera poco, Asun (Ana Fernández), la joven vecina de Amparo y Lourdes, las grabó la noche del incidente y las está chantajeando: si no matan a su madre, le dará la grabación a la policía.
Poco pueden hacer con lo de Pedro, Anabel y la policía, así que intentan solucionar lo de Asun. Se infiltran en la casa de la chiquilla para encontrar la grabación y eliminarla aprovechando que Doña Concha, su madre, está ingresada en el hospital por una operación... pero las cosas, como de costumbre para las cuatro protagonistas, no salen según lo esperado. Doña Concha vuelve antes de tiempo porque Asun la ha llamado, se encuentra con Amparo y, en plena pelea, a punto de matar a la señora, se muere ella de causas naturales, probablemente un infarto.
Pero las señoras siguen teniendo problemas. Preocupadas porque la policía pueda encontrar el cadáver porque Mayte no se deshizo del teléfono de Elvira, las cuatro van hasta los terrenos de los suegros de Lourdes para deshacerse del cuerpo, pero, para su sorpresa, no está. Se encuentran con la suegra, Remedios, que las pilla escarbando, y resulta que la mujer está en el ajo porque, para proteger a su nuera, descuartizó el cadáver y se deshizo de él.
Con varios frentes ligeramente controlados, Mayte se va de viaje a una convención del robot de cocina a Murcia con su jefa, Begoña, y con Carmona persiguiéndola para matarla porque la considera la jefa del clan rival que le robó el trabajo a su sicario. En la convención, se estrechan los lazos entre Begoña y Mayte. Cuando tienen que volver, al ver que el coche de Mayte (algo viejo y deshecho) no funciona, se suben las dos al autobús de la convención y, desde ahí, ven cómo revienta el pequeño Volkswagen con una bomba de Carmona, aunque ellas no lo relacionan.
Harta de fracasar por culpa de las cuatro señoras, la líder del cártel no se anda con chiquitas y secuestra a Lourdes con un ultimátum para las otras tres: o le dan los cincuenta mil euros del asesinato que frustraron, o no vuelven a ver a su amiga. Desesperadas, intentan sacar dinero de la Turbothunder, de mercadillos vendiendo cosas que tienen por casa... Pero no pueden reunir tanto, así que Virginia roba la caja del supermercado, pero le pilla su jefe, Ramón (Alberto Velasco), y el muy cerdo, que la acosa, la chantajea con que la echará y se lo dirá a la policía si no tiene una cita con él.
La joven sale llorando asqueada de la cita y las señoras, después de organizar una timba ilegal de brisca que sale mal, deciden robar el bingo. En mitad del "elaborado" plan para hacerse con el bote, Begoña se une al grupo y ayuda a Mayte a abrir la caja, pero el dinero no está dentro. Salen, derrumbadas pensando en la pobre Lourdes, cuando Amparo, que se estaba haciendo pasar por una señora jugando al bingo, sale con el premio gordo que querían robar: ha cantado bingo.
Después de rescatar a Lourdes, a la que le quedan secuelas del secuestro, participan en unas olimpiadas que organiza el colegio donde sortean una comunión en Happylandia, una finca para niños. Ganan Mayte y Anabel, así que las dos preparan la comunión para sus hijos cuando Mayte recibe una visita de Arturo (Raúl Mérida), el policía compañero de Vicente (marido de Lourdes), que ha seguido investigando la desaparición de Elvira porque creía a Anabel, y le da un ultimátum: después de la comunión, las cuatro van a entregarse a la policía como responsables de la muerte de Elvira.
Y la comunión es uno de los escenarios más violentos de toda la trama de la serie. Los sicarios localizan a las señoras y se presentan armados hasta los dientes, pero se confunden de comunión y masacran la de Anabel, que recibe un disparo en el ojo en el baño cuando intentaba proteger a su hijo. Ahí surgen dos nuevos conflictos: las señoras se fugan en una ambulancia robada para no entregarse con una enfermera y con Arturo, herido de bala; y el resto de mujeres del AMPA, lideradas por Juani (Maite Sandoval), deciden que esto no va a quedar así, que la policía las ha dejado desprotegidas, y recurren a Asun para comprar armas ilegales.
Las cuatro señoras terminan en Alpedrete, en casa de Begoña, intentando estabilizar a Arturo. Vicente llama a Lourdes y le dice que lo sabe todo, que metan a Arturo en la ambulancia y le lleven a un hospital, que su marido ha muerto en la "comunión roja" y su hija se va a quedar huérfana, y las señoras deciden ir al hospital, pero la ambulancia se queda tirada a medio camino. Salen y empiezan a discutir y a gritarse cuando Carmona y Asun las paran y la líder de la banda abre la puerta de atrás de la ambulancia, mata a la enfermera y a Arturo y, antes de quemar el vehículo, les dice que se les terminó el chollo, que van a trabajar para ella a partir de ahora.
Durante su primera misión, en la que tienen que infiltrarse en el negocio de un capo, Lagarto (Ramiro Blas), que se dedica a organizar combates clandestinos de lucha libre entre mujeres, Lourdes y Mayte tienen que pelearse. Consiguen cumplir la misión con éxito y se van cada una a su casa, todavía cabreadas y solas, porque la hija de Amparo se ha llevado al nieto, Virginia ha roto con su marido porque le ha puesto los cuernos, Lourdes sigue traumatizada por el secuestro y Gregorio, el ex de Mayte, le ha quitado la custodia de los niños porque desapareció de la comunión.
Pero el problema llega de la mano de Amparo: su marido se despierta del coma recordando todo lo que ella le ha ido contando del asesinato de Elvira y el resto de sucesos que se han desencadenado, y decide delatarla a la policía, así que no le queda más remedio que huir. Llama a las chicas, pero siguen enfadadas y ninguna le coge el teléfono, así que recurre a su hermana, que la delata y termina en la cárcel.
Anabel se presenta en plan Kill Bill en la casa de Mayte y la obliga a contarselo todo. La policía va estrechando el cerco del asesinato de Elvira, y el inspector Ramos está interrogando a todas las señoras del AMPA porque sabe que tiene que ver con el colegio. Después de que Anabel se vaya de la casa de Mayte, Begoña la llama y le dice que está ingresada en el hospital porque el cáncer ha ido a peor. Va corriendo a verla, pero se tiene que ir enseguida porque se entera de que Amparo está en la cárcel.
Las señoras, de nuevo unidas, urden un plan con ayuda de Vicente para sacar a Amparo de la cárcel. Hasta que Ramos las llame a declarar, Mayte vuelve al hospital y ayuda a Begoña a hacer algunos recados que le habían quedado pendientes: se presenta en casa de su hija para gritarla y va a las oficinas de Turbothunder a gritar a la pija que la ha sustituido como jefa (y a mearse en su jardín zen). Después, muy cansada, le pide a Mayte que la vuelva a llevar al hospital.
Justo la llama el inspector Ramos a declarar. Mientras Mayte y las chicas están en la comisaría, Begoña muere en el hospital después de una emotiva conversación con Elvira, y se publica el vídeo que ha preparado con un enfermero: un vídeo donde confiesa que ella mató a Elvira por accidente con una Turbothunder. Intentan ir corriendo a darle las gracias al hospital, pero ya es tarde.
Fuera de sospecha gracias a Begoña, y por idea de Anabel, que quiere venganza por la comunión, las mujeres del AMPA, con Juani, urden un plan para terminar, de una vez por todas, con el clan de Carmona. Mientras, Vicente ata cabos y descubre que Carmona y el inspector Ramos se conocen y consigue que le destituyan. El clan de Carmona tenía intención de atacarles durante la actuación de fin de curso, así que las mujeres consiguen cambiar de sitio la actuación (que se traslada a Happylandia) y se presentan armadas con Turbothunders, bates, pistolas y un plan muy elaborado en el colegio, donde les tienden una trampa a los sicarios, que terminan todos detenidos por la policía junto con Carmona.
Queda un cabo suelto que quizás arreglen en la siguiente temporada: Virginia, que iba a terminar con el problema de Ramón, el cerdo de su jefe, de una forma bastante drástica (con unas tijeras de podar para castrarle, concretamente), termina huyendo de él, aparece Juani y le mete un tiro. Después, las dos están en un coche con una soga ensangrentada en el maletero. ¿Qué ha pasado con Ramón?
Con un discurso de Begoña en voz en off sobre la necesidad de echarnos un cable entre mujeres, la temporada termina con Virginia reconciliada con su marido, Carlos (Juan Blanco); Amparo en casa de nuevo con su hija y su nieto, y con el ladrón de la residencia que le tiraba los trastos, Gustavo (Luis Perezagua); Lourdes, embarazada y encantada con su suegra en casa, a la que tiene muchísimo cariño; y Mayte con Gregorio (completamente recuperado después de que Carmona le disparara en venganza contra Mayte) y su novia, Manoli (Lorena López), comiendo en el bar con sus hijos. Con el dinero que Begoña le ha dejado a Mayte, abren una asociación para mujeres (la Asociación Begoña Cepeda) un poco... diferente. Una mujer, agredida por su marido, acude para pedir ayuda y ellas se presentan con un bate de béisbol en la casa a darle una paliza.
No se sabe cuándo van a estrenar la segunda temporada, pero el mensaje que han querido dejar Carlos del Hoyo y Abril Zamora es muy necesario y contundente: las mujeres nos necesitamos, y tenemos demasiados problemas ya como para encima ser un problema las unas para las otras. Hay que ayudarse, estar ahí para las demás, no ser un estorbo. La unión hace la fuerza, y hace falta mucha unión para terminar con la desigualdad.
Lo que está claro es que, si la segunda temporada tiene la calidad de la primera, va a seguir siendo una de las mejores series de Mediaset. Tiene una trama muy original con un elenco brillante interpretando a mujeres fuertes, carismáticas y con carácter, y da gusto ver una buena comedia que no cae en la caricatura ni en el chiste fácil.
Pero el conflicto de las cuatro señoras del AMPA no termina ahí: Pedro (Fernando Cayo), el marido de Elvira, había contratado a un sicario para quitarse de encima a su mujer, y ellas han interrumpido su trabajo. Y el clan del sicario, liderado por una mujer con muy mala leche, Carmona (Gloria Muñoz), quiere su dinero y quiere venganza por la intromisión.
En definitiva, que Mayte, Lourdes, Virginia y Amparo tienen detrás a un grupo de delincuentes liderado por una mujer sin remordimientos; tienen que lidiar con los cabos sueltos que han ido dejando; la mejor amiga de Elvira, Anabel (Ainhoa Santamaría), sabe que Elvira no se ha ido, que le ha pasado algo y sospecha del marido, así que alerta a la policía; y, por si fuera poco, Asun (Ana Fernández), la joven vecina de Amparo y Lourdes, las grabó la noche del incidente y las está chantajeando: si no matan a su madre, le dará la grabación a la policía.
Poco pueden hacer con lo de Pedro, Anabel y la policía, así que intentan solucionar lo de Asun. Se infiltran en la casa de la chiquilla para encontrar la grabación y eliminarla aprovechando que Doña Concha, su madre, está ingresada en el hospital por una operación... pero las cosas, como de costumbre para las cuatro protagonistas, no salen según lo esperado. Doña Concha vuelve antes de tiempo porque Asun la ha llamado, se encuentra con Amparo y, en plena pelea, a punto de matar a la señora, se muere ella de causas naturales, probablemente un infarto.
Pero las señoras siguen teniendo problemas. Preocupadas porque la policía pueda encontrar el cadáver porque Mayte no se deshizo del teléfono de Elvira, las cuatro van hasta los terrenos de los suegros de Lourdes para deshacerse del cuerpo, pero, para su sorpresa, no está. Se encuentran con la suegra, Remedios, que las pilla escarbando, y resulta que la mujer está en el ajo porque, para proteger a su nuera, descuartizó el cadáver y se deshizo de él.
Con varios frentes ligeramente controlados, Mayte se va de viaje a una convención del robot de cocina a Murcia con su jefa, Begoña, y con Carmona persiguiéndola para matarla porque la considera la jefa del clan rival que le robó el trabajo a su sicario. En la convención, se estrechan los lazos entre Begoña y Mayte. Cuando tienen que volver, al ver que el coche de Mayte (algo viejo y deshecho) no funciona, se suben las dos al autobús de la convención y, desde ahí, ven cómo revienta el pequeño Volkswagen con una bomba de Carmona, aunque ellas no lo relacionan.
Harta de fracasar por culpa de las cuatro señoras, la líder del cártel no se anda con chiquitas y secuestra a Lourdes con un ultimátum para las otras tres: o le dan los cincuenta mil euros del asesinato que frustraron, o no vuelven a ver a su amiga. Desesperadas, intentan sacar dinero de la Turbothunder, de mercadillos vendiendo cosas que tienen por casa... Pero no pueden reunir tanto, así que Virginia roba la caja del supermercado, pero le pilla su jefe, Ramón (Alberto Velasco), y el muy cerdo, que la acosa, la chantajea con que la echará y se lo dirá a la policía si no tiene una cita con él.
La joven sale llorando asqueada de la cita y las señoras, después de organizar una timba ilegal de brisca que sale mal, deciden robar el bingo. En mitad del "elaborado" plan para hacerse con el bote, Begoña se une al grupo y ayuda a Mayte a abrir la caja, pero el dinero no está dentro. Salen, derrumbadas pensando en la pobre Lourdes, cuando Amparo, que se estaba haciendo pasar por una señora jugando al bingo, sale con el premio gordo que querían robar: ha cantado bingo.
Y la comunión es uno de los escenarios más violentos de toda la trama de la serie. Los sicarios localizan a las señoras y se presentan armados hasta los dientes, pero se confunden de comunión y masacran la de Anabel, que recibe un disparo en el ojo en el baño cuando intentaba proteger a su hijo. Ahí surgen dos nuevos conflictos: las señoras se fugan en una ambulancia robada para no entregarse con una enfermera y con Arturo, herido de bala; y el resto de mujeres del AMPA, lideradas por Juani (Maite Sandoval), deciden que esto no va a quedar así, que la policía las ha dejado desprotegidas, y recurren a Asun para comprar armas ilegales.
Las cuatro señoras terminan en Alpedrete, en casa de Begoña, intentando estabilizar a Arturo. Vicente llama a Lourdes y le dice que lo sabe todo, que metan a Arturo en la ambulancia y le lleven a un hospital, que su marido ha muerto en la "comunión roja" y su hija se va a quedar huérfana, y las señoras deciden ir al hospital, pero la ambulancia se queda tirada a medio camino. Salen y empiezan a discutir y a gritarse cuando Carmona y Asun las paran y la líder de la banda abre la puerta de atrás de la ambulancia, mata a la enfermera y a Arturo y, antes de quemar el vehículo, les dice que se les terminó el chollo, que van a trabajar para ella a partir de ahora.
Durante su primera misión, en la que tienen que infiltrarse en el negocio de un capo, Lagarto (Ramiro Blas), que se dedica a organizar combates clandestinos de lucha libre entre mujeres, Lourdes y Mayte tienen que pelearse. Consiguen cumplir la misión con éxito y se van cada una a su casa, todavía cabreadas y solas, porque la hija de Amparo se ha llevado al nieto, Virginia ha roto con su marido porque le ha puesto los cuernos, Lourdes sigue traumatizada por el secuestro y Gregorio, el ex de Mayte, le ha quitado la custodia de los niños porque desapareció de la comunión.
Pero el problema llega de la mano de Amparo: su marido se despierta del coma recordando todo lo que ella le ha ido contando del asesinato de Elvira y el resto de sucesos que se han desencadenado, y decide delatarla a la policía, así que no le queda más remedio que huir. Llama a las chicas, pero siguen enfadadas y ninguna le coge el teléfono, así que recurre a su hermana, que la delata y termina en la cárcel.
Anabel se presenta en plan Kill Bill en la casa de Mayte y la obliga a contarselo todo. La policía va estrechando el cerco del asesinato de Elvira, y el inspector Ramos está interrogando a todas las señoras del AMPA porque sabe que tiene que ver con el colegio. Después de que Anabel se vaya de la casa de Mayte, Begoña la llama y le dice que está ingresada en el hospital porque el cáncer ha ido a peor. Va corriendo a verla, pero se tiene que ir enseguida porque se entera de que Amparo está en la cárcel.
Las señoras, de nuevo unidas, urden un plan con ayuda de Vicente para sacar a Amparo de la cárcel. Hasta que Ramos las llame a declarar, Mayte vuelve al hospital y ayuda a Begoña a hacer algunos recados que le habían quedado pendientes: se presenta en casa de su hija para gritarla y va a las oficinas de Turbothunder a gritar a la pija que la ha sustituido como jefa (y a mearse en su jardín zen). Después, muy cansada, le pide a Mayte que la vuelva a llevar al hospital.
Justo la llama el inspector Ramos a declarar. Mientras Mayte y las chicas están en la comisaría, Begoña muere en el hospital después de una emotiva conversación con Elvira, y se publica el vídeo que ha preparado con un enfermero: un vídeo donde confiesa que ella mató a Elvira por accidente con una Turbothunder. Intentan ir corriendo a darle las gracias al hospital, pero ya es tarde.
Fuera de sospecha gracias a Begoña, y por idea de Anabel, que quiere venganza por la comunión, las mujeres del AMPA, con Juani, urden un plan para terminar, de una vez por todas, con el clan de Carmona. Mientras, Vicente ata cabos y descubre que Carmona y el inspector Ramos se conocen y consigue que le destituyan. El clan de Carmona tenía intención de atacarles durante la actuación de fin de curso, así que las mujeres consiguen cambiar de sitio la actuación (que se traslada a Happylandia) y se presentan armadas con Turbothunders, bates, pistolas y un plan muy elaborado en el colegio, donde les tienden una trampa a los sicarios, que terminan todos detenidos por la policía junto con Carmona.
Queda un cabo suelto que quizás arreglen en la siguiente temporada: Virginia, que iba a terminar con el problema de Ramón, el cerdo de su jefe, de una forma bastante drástica (con unas tijeras de podar para castrarle, concretamente), termina huyendo de él, aparece Juani y le mete un tiro. Después, las dos están en un coche con una soga ensangrentada en el maletero. ¿Qué ha pasado con Ramón?
Con un discurso de Begoña en voz en off sobre la necesidad de echarnos un cable entre mujeres, la temporada termina con Virginia reconciliada con su marido, Carlos (Juan Blanco); Amparo en casa de nuevo con su hija y su nieto, y con el ladrón de la residencia que le tiraba los trastos, Gustavo (Luis Perezagua); Lourdes, embarazada y encantada con su suegra en casa, a la que tiene muchísimo cariño; y Mayte con Gregorio (completamente recuperado después de que Carmona le disparara en venganza contra Mayte) y su novia, Manoli (Lorena López), comiendo en el bar con sus hijos. Con el dinero que Begoña le ha dejado a Mayte, abren una asociación para mujeres (la Asociación Begoña Cepeda) un poco... diferente. Una mujer, agredida por su marido, acude para pedir ayuda y ellas se presentan con un bate de béisbol en la casa a darle una paliza.
No se sabe cuándo van a estrenar la segunda temporada, pero el mensaje que han querido dejar Carlos del Hoyo y Abril Zamora es muy necesario y contundente: las mujeres nos necesitamos, y tenemos demasiados problemas ya como para encima ser un problema las unas para las otras. Hay que ayudarse, estar ahí para las demás, no ser un estorbo. La unión hace la fuerza, y hace falta mucha unión para terminar con la desigualdad.
Lo que está claro es que, si la segunda temporada tiene la calidad de la primera, va a seguir siendo una de las mejores series de Mediaset. Tiene una trama muy original con un elenco brillante interpretando a mujeres fuertes, carismáticas y con carácter, y da gusto ver una buena comedia que no cae en la caricatura ni en el chiste fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Queremos saber tu opinión! Deja en la siguiente caja un comentario sobre qué opinas de la entrada, el blog, o alguna sugerencia: