miércoles, 27 de mayo de 2020

Vis a Vis: El Oasis 1x06: Odio el sentimentalismo

La esperanza es lo último que se pierde. Es la que teníamos después de un piloto de Vis a Vis: El Oasis más que confuso. Y aunque parece que hicimos bien en tenerla (porque las cosas se fueron aclarando), después de este capítulo... Yo al menos ya la he perdido. Porque una cosa es crear tramas confusas y otra, poner elementos sin sentido para contar una historia a la que le falta coherencia por todas partes. Y es eso lo que nos encontramos en este nuevo episodio.

En el 1x05 ya pudimos ver que una nueva trama se nos presentaba cerca del final y, aunque en un principio llegué a pensar que podría ser interesante, ha resultado no serlo en absoluto. Esta nueva historia era la de Lucas, un chico pelirrojo de quince años que empezará este episodio con una reflexión con cómo se siente al tener su edad y recibir tanto bullying. El final de esta reflexión indica claramente que el chaval va a tener intención de suicidarse, y no nos equivocamos al pensarlo. Pero esto lo explicaré un poco más adelante, porque su personaje se mezclará con dos que ya conocemos.

Antes de saber la historia de esta nueva incorporación, nuestras atracadoras se reúnen en la sala de espionaje. Por supuesto, no todas conocían de su existencia, así que Zulema (Najwa Nimri) les explica que están en "el cerebro de Sandoval", en "el purgatorio". ¿Qué es lo importante de todo lo que pasa aquí? Dos cosas. Una, que Maca (Maggie Civantos) tenía los diamantes y acaba dándoselos a Goya (Itziar Castro), Triana (Claudia Riera) y Mónica (Lisi Linder), que ya ven su huida posible. Zulema, que ya lo tiene todo perdido, parece que no tiene intención de salir del hotel, porque cuando el marido de Flaca la llama (diciéndole que le debía una) para contarle que Ramala (David Ostrosky) va a por ellas, la morena no se lo dice a nadie. Le da igual que se vayan todas sus compañeras, así que parece que está dispuesta a morir a manos de Ramala.


La segunda cosa que pasa en esta sala, es que desde ahí podemos ver una fiesta que están montando todos los adolescentes del autobús en el hotel. Esto roza el surrealismo por muchísimos motivos (como, por ejemplo, que no haya ni un solo adulto supervisándoles y que hayan podido montar semejante fiesta ahí), pero todavía se vuelve más inverosímil cuando vemos a Goya mirar cómo hacen bullying a Lucas y... aprovecha para contar su historia. Con quince años también se metían con ella, la llamaban "zampabollos" y la hacían comer todo tipo de bollería industrial, hasta el punto de que acabó tres veces en el hospital a punto de morir. Mientras tanto, su novia Triana confiesa que era ella de las que hacían bullying en el colegio. Esto podría ser una historia interesante, de no ser por el desastroso modo de incorporarla. Porque a Goya le recuerda ese chaval a su adolescencia, y eso hace que coja un bate y vaya a la fiesta... A reventar los cráneos de todos los presentes. Una especie de venganza con poquísimo sentido que parece que bebe de series como The Walking Dead (con un plano contrapicado del bate ensangrentado al más puro estilo Negan) y que da una escena que, visualmente, puede estar bien... Pero que no aporta absolutamente nada. Solo sirve para justificar la aparición de estos personajes y de una forma nada convincente.

Para continuar con Lucas (sí, su historia creo que es de lo peor de todo el episodio), como bien he dicho al principio, el chaval ha perdido la ilusión por vivir. Sus compañeros se pasan acosándole hasta el punto de que le incitan a que se suicide, y el chico... Pues lo ve una alternativa, así que coge su mochila, unas piedras de la entrada del hotel para hacer peso y se tira a la piscina. Pero claro, sería muy absurdo que muriese ahora, así que le rescata... Vivi (Paula Gallego). Y podríamos pensar que es un modo de darle más importancia a este personaje del que tan poco hemos sabido (que, en cierto modo, lo es), pero, de nuevo, queda como un intento bastante absurdo. Porque en la conversación que tienen después de salvarle la vida al chico, hablan un poco de sus problemas y les bastan más de cinco minutos en la habitación de hotel de la chica para convertirse en amigos del alma. Se hacen un book de fotos y todo y, cuando Lucas sale de ahí para volver a la fiesta, parece que vuelve muchísimo más valiente. Como si cinco minutos antes no hubiese intentado suicidarse.


Esto me lleva a enlazar con Vivi. Lucas abandona a la chica en su habitación cuando llega el padre de esta con un vestido para que se ponga porque van a salir a cenar a un japonés. La escena que se da a continuación, con la chica con cara de pánico y el padre sacándole fotos con el vestido escotado, es una de las pocas cosas que merecen la pena del episodio, porque transmite de verdad la angustia que siente la chica cuando le confiesa que le tiene miedo porque sabe que le pone cachondo. También aprovecha para darle una charla de lo mucho que advierten de los peligros del sexo masculino, pero que nunca advierten de los peligros que pueden tener los padres, pero eso es otro tema. Porque lo importante de esta escena es que Vivi se cansa. De que su madre no la escuche y de que su padre siga acosándola, así que, como podíamos intuir, va a pedir ayuda a Zulema. Le pide una pistola para matar a su padre y, aunque la morena al principio se niega y la manda a dormir, cuando la chica vuelve, acaba dándole su pistola y unos consejos sobre cómo usarla y cómo matar a su padre: sin mirarle a los ojos y haciendo que su madre lo vea. Esta es una de las incógnitas que se nos presentan para la semana que viene, ¿podrá matarle?

Otro frente abierto es el de Ramala, al que vemos preparándose para ir a El Oasis. Justo antes de ver como prepara sus armas y coches para la travesía, habla con Diego (Almagro San Miguel). En esa conversación ambos se sinceran: Ramala le confiesa que su hermana, aunque siga respirando, ya está muerta, y el chico le dice que Kati (Alma Itzel Méndez) está enamorada de él. Sin embargo, se nota que en este enfrentamiento el poder lo tiene Ramala, porque Diego come de la palma de su mano. 

Zulema, que ya sabe que el patriarca va a buscar a su hija, convence a Cepo (Lucas Ferraro) para que coja la bici y salga a dar una vuelta para ver si Ramala anda cerca. Su misión: contar las armas y personas que van a por ellas para que pueda estar preparada. Aunque como veremos al final, eso quizá no sea muy útil.


Por último, queda mencionar la trama de Maca en este capítulo. La rubia recuerda una de las charlas a las que asistía con Flaca y el símil que hizo un día entre la gente que pisó la luna (y el porcentaje de suicidios que había entre ellos) y la que ha pisado la cárcel, diciendo que ambos se sentían igual de insignificantes. Parece que eso no tiene mucha más importancia que la de recordar un poco a Flaca y, por qué no, ser una especie de preludio de cómo se puede sentir Maca luego. Porque ella se marcha del hotel con Mónica en el autobús. Allí hablan de lo que quieren hacer en el futuro, y la confesión de Mónica (que quiere desintoxicarse) nos confirma que va a morir. Y, por segunda vez, no nos equivocamos con nuestras predicciones.

En plena huida, Ramala aparece. Está sentado en una silla en mitad del camino y Maca no tiene más remedio que parar el autobús. Y aunque la rubia quiere hablar con él para que no las maten, Mónica sabe que no tiene salida y se queda en el vehículo. Ramala, para demostrar la clase de hombre que es, hace que sus hombres empiecen a rociar el autobús con gasolina y la chica que se encuentra dentro, empieza a desesperarse. El hombre piensa que va a salir a pedirle perdón, pero, en su lugar, Mónica saca una jeringuilla que debía de tener por ahí para emergencias, y se prepara para morir metiéndose una sobredosis de droga mientras el autobús arde. Bueno, parece que Ramala le da tiempo extra para que se drogue a gusto, lo que hace que su muerte sea bastante absurda también.


Las últimas imágenes del capítulo las componen Diego, que ve a lo lejos como el autobús arde; Vivi, que tiene la pistola y ya está en su habitación; Goya con el bate ensangrentado y el neón de El Oasis apagándose. Parece una especie de metáfora o bien de que el final se acerca o de que las ideas están empezando a escasearles a los guionistas de la serie.

Esta vez no sé si Vis a Vis: El Oasis podrá remontar para el siguiente capítulo. Los últimos dos episodios tuvieron bastantes elementos que rozaban lo absurdo, pero este reúne el mayor número de ellos y, después de eso... Yo no confío en que puedan darle un final digno a la serie. Como muchos, continuaré viéndola por Maca y Zulema y por ver cuál es el final de ellas dos, pero, sin duda, lo mejor hubiese sido quedarse con el final de la cuarta temporada que, al menos, estuvo bien hilado y fue coherente con el sentido general de la serie.

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