miércoles, 12 de diciembre de 2018

Miamor perdido, Emilio Martínez-Lázaro




   




Titulo original: Miamor perdido
Director: Emilio Martínez-Lázaro
Duración: 103 min.
Año: 2018
Género: Comedia
País: España
Actores: Dani Rovira, Michelle Jenner, Antonio Resines, Antonio Dechent, Will Shephard, Vito Sanz, Daniel Pérez Prada, Pablo Carbonell, María Hinojosa 






Trailer:


¿Por qué ver Miamor perdido?
  • Dani Rovira se luce en su estilo
  • Una comedia que hace hincapié en los machismos diarios  
  • Los personajes de Antonio Resines y Pablo Carbonell  

¿Qué puede salir mal en una separación de pareja con las custodias de los hijos? Muchas cosas. ¿Y si ese hijo fuera un gato? Muchísimas más. Esa es la premisa de la nueva comedia de Emilio Martínez-Lázaro, Miamor perdido, después de Ocho apellidos vascos (2014) y Ocho apellidos catalanes (2015) que se estrena en salas españolas el próximo viernes 14 de diciembre 

La historia narra la relación entre Olivia (Michelle Jenner) y Mario (Dani Rovira), que se conocen una noche de borrachera y al tiempo comienzan una relación. Un día deciden romper, y durante su discusión el gato callejero que adoptaron, que responde al nombre de Miamor, se escapa. Mario le dice a Olivia que está muerto, pero en verdad lo esconde en su casa. Cuando Olivia lo descubre hará todo lo posible por acabar con Mario, olvidándose por completo de toda la historia de amor que vivieron.




Es una comedia romántica que no se aleja de todos los clichés del género pero que los adapta, y en ocasiones lo hace perfectamente. Y en parte es gracias a Dani Rovira, que se sale en su papel. Puede no caerte bien o no gustarte como actor, pero hay que reconocerle el hecho de que tiene gracia, de que sea lo que sea que diga te vas a reír, aunque sea un poquito (no sé si será el acento). Y este es el tirón que tiene. Además, el personaje de Mario, que es un monologuista, le viene como anillo al dedo. 

Pero hay dos personas que le roban el protagonismo a Dani Rovira: Antonio Resines y Pablo Carbonell. Los dos se lucen, a pesar de que no aparecen demasiado. Pero cuando aparecen, son el centro de atención. Resines con esa naturalidad y pasotismo que hace que cualquier cosa que diga sea lo más gracioso que vas a escuchar en todo el día; y Carbonell haciendo lo que mejor sabe hacer, un personaje que intenta ser serio pero no lo consigue.  

Por otro lado, Michelle Jenner con este papel, después de estrenar el drama de La sombra de la ley (Dani de la Torre, 2018), hace que tengamos claro una cosa: le vienen mejor los dramas. No digo que aquí lo haga mal, pero no llega a la altura de su compañero protagonista, ni de algunos secundarios. Pero es verdad que en algunas secuencias es ella la conductora y la que le da brillo a esos momentos. 




Lo que sí celebro es que fuera el personaje de Jenner el que hiciera notar y dar hincapié a todos esos micromachismos a los que nos enfrentamos las mujeres en nuestro día a día. Quizás llega un punto al final de la película que la repetición de esa palabra, micromachismo, se hace pesada (un chupito por cada vez que la escuchéis), pero es necesaria. Vivimos en una sociedad en la que no nos damos cuenta de cuando esto sucede, y que una comedia que irán a ver miles de espectadores españoles es una buena plataforma para darles visibilidad.

Lo malo que tiene Miamor perdido es la repetición. A mitad de película aparece lo que puede ser una vuelta al principio de la historia que hace que te canses, porque sabes perfectamente lo que va a suceder. Hace que la historia se haga más lenta y que te preguntes por qué Mario no le ha dicho antes a Olivia que el puñetero gato esta vivo y se ha acabado todo de una vez. 

Además, las situaciones tan descabelladas hacen que pierda, en ocasiones, la credibilidad y el realismo. Se supone que es una historia que le puede suceder a alguien cualquiera (recordemos que hay abogados especializados en custodias para mascotas) pero lleva a un nivel de inverosimilitud demasiado alto hasta para Rovira. 

A pesar de esto, y para la idea preconcebida que llevaba antes de entrar a la sala, me sorprendió para bien. No es una obra maestra pero es buena para echarte unas risas. Podrás darme la razón (o no) a partir del próximo viernes 14, un plan divertido justo antes de las Navidades. 

Puntuación:



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