jueves, 8 de junio de 2017

La casa de papel 1x06: La cálida guerra fría

Tras 50 horas de atraco, las cosas se empiezan a complicar tanto dentro como fuera de La casa de papel. Y esta semana no recapitulamos, empezamos directamente con los problemas.

La inspectora, Raquel, tiene problemas en su casa. Su hija quiere irse a vivir con su padre y con su tía, y la cinta que El profesor filtró sobre cómo prefería la vida de Allison a la de ocho menores, solo complica las cosas. Sin embargo la inspectora sigue implicada en el caso y las pruebas de la semana pasada: el testigo y el botón.


En la primera de las pruebas, el botón, sacan la huella de Berlín y, con ella, su cara y su verdadero nombre: Andrés. Y, con su nombre, sale información de él importante y que puede involucrar a más personas... Una de ellas es que lo que la semana pasada se pinchaba, que parecía droga, en realidad es un medicamento para tratar una enfermedad degenerativa. El medicamento no es muy efectivo así que Berlín en el fondo no tiene nada que perder... ¿Echará a perder el atraco? ¿Llegarán a El profesor con la pista del medicamento?

Mientras tanto, dentro, Helsinki cura la herida de bala de Arturo, que mira horrorizado al hombre. Y, cuando está mejor, recibe una calurosa bienvenida por los atracadores y el resto de rehenes. Todo esto justo después de que Berlín les comunicase que mandó matar a Mónica. Parece que deberían estar aterrados, pero una de las rehenes, la profesora del grupo de alumnos, pide hablar con Berlín a solas. Recordemos que la semana pasada, Berlín ató a una de las alumnas para asustar al resto y la profesora, para lo que quiere hablar con él es para que la suelte. Sin embargo, la conversación con Berlín no tiene frutos. Lo único que parece que va a dar problemas es que la profesora consigue unas tijeras. ¿Las usará?

Si es que piensan en todo. Hasta premio al secuestrado del mes le dieron a uno de los hombres que crean los billetes. Todo sea por ganarse el apoyo de la gente.
Tokio toma el relevo de Berlín sobre asustar al personal con Allison. Ve a la chica hablar con Río y no duda a la hora de asustarla e, incluso, de besarla. Moscú presencia la escena y mantiene una charla con Tokio en la que saca a relucir todas las verdades que Tokio se calla: que su ex-novio y su madre murieron por su culpa y sólo hace daño a los demás. Y Tokio, cuando se da cuenta de que es cierto, va a hablar con Río, pero este no deja que su relación acabe tan pronto, aunque parece que tiene asumido que acabará.

Denver por su parte sigue centrado en su misión, comprobar que Mónica esté bien. Cuando va a verla, se queda a dormir con ella en la improvisada celda. Podemos ver entonces como la chica parece que empieza a sentir algo por el hijo de Moscú pero, cuando este despierta, se da cuenta de que es su secuestrador y se lo hace saber: "puedes ser el mejor de los nazis, pero eres un nazi". Denver se disculpa y, sabiendo que hace las cosas mal con ella, la deja ir a un baño de verdad (porque hace sus necesidades en un cubo).


Fuera, mientras tanto, El profesor nos sigue sorprendiendo. El testigo del desguace va a hacer el retrato robot  y tiene que impedirlo como sea. La forma no es otra que colarse en un coche de policía, engañar a los policías del mismo y hablar por la radio en ruso para que sólo el testigo le escuche. Le dice que, si el retrato robot se parece a él, matará a su familia. Y el testigo, acobardado, borra todo lo que había hecho. Sin duda, El profesor no deja de sorprendernos.

Además de esto, en este episodio podemos ver un poco más de la vida de los atracadores en la casa de Toledo. El profesor, mientras se comían una buena paella, les contó su plan maestro y la razón por la que la policía no iba a entrar en la fábrica: porque iban a caer bien a la gente y el pueblo estaría con ellos. También les cuenta su plan de huida: un túnel que ya está construido. Además de eso, vemos como un día Tokio, Río, Denver y Nairobi deciden irse a la verbena del pueblo y, para ir elegante, Denver le roba una chaqueta a Berlín. Berlín se da cuenta más tarde de que quizá, que el botón haya acabado en el coche ha sido su culpa.


Para terminar de encender la mecha entre Berlín y Denver, la inspectora Murillo decide propagar rumores falsos sobre Berlín, como que es un proxeneta que traficaba con menores. Esto lo hace con el objetivo de desviar la atención del tema de la cinta de la semana pasada, pero dentro supone un problema mayor.

Berlín entonces va a buscar a Denver, todo parece que con intenciones de matarle por lo del botón. Nairobi va detrás, intentando impedírselo pero, cuando llega, después de que Denver casi le haya convencido tras ofrecerle dinero, Mónica tira de la cadena del baño y Berlín se huele que algo va mal. Va abriendo puertas hasta que descubre a Mónica en uno de los baños... Y parece a punto de volverse loco.


De nuevo, un más que buen capítulo de La casa de papel. Tensión a raudales y, sobre todo, muchas complicaciones e incógnitas para la semana que viene. Sin duda, parece que el verdadero villano desde dentro es Berlín. ¿Echará a perder el plan? ¿Matará a Mónica? ¿Aprovechará que su plan inicial sigue en pie? Muchas dudas que espero que se resuelvan en el capítulo de la semana que viene, que también promete bastante.

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